La edición de 1980 de Roland Garros, el torneo de tenis sobre arcilla más prestigioso del mundo, se recuerda por una de las mayores vergüenzas en la historia del deporte. En un acto de flagrante favoritismo, la organización del certamen parisino urdió un plan para asegurar el avance del argentino Guillermo Vilas a costa del español Manuel Orantes, uno de los grandes candidatos al título.
Ambos jugadores, que habían sido campeones de Grand Slam y alcanzado el número 2 del mundo, se enfrentarían en los octavos de final. Sin embargo, lo que debía ser un duelo de alto nivel se convirtió en un escándalo que sacudió los cimientos del tenis.
El Complot Detrás de Bambalinas
Según los registros, el lunes 2 de junio de 1980, Orantes llegó al court a la hora programada, pero su rival Vilas no se presentó. Tras el límite de espera, el árbitro le otorgó el triunfo por walkover al español. Lo que Orantes desconocía era que el entrenador de Vilas, Ion Tiriac, había solicitado al director del torneo, Christian Duxin, posponer el partido para el día siguiente, alegando que el argentino había pasado una mala noche.
Sorprendentemente, nadie informó a Orantes sobre este pedido, a pesar de que ambos jugadores se encontraban en el mismo recinto y Tiriac se cruzó varias veces con el español. Algo turbio se estaba cocinando a espaldas del tenista europeo.
La Presión del Todopoderoso Chatrier
Según relató años después el propio Orantes, fue abordado por Philippe Chatrier, entonces presidente de la Federación Francesa de Tenis y miembro del Consejo de la ATP. Chatrier le exigió que aceptara jugar el partido contra Vilas al día siguiente, alegando que «las decisiones las tomo yo».
Aquí los supervisores no pintan nada. Aquí, en el torneo, las decisiones las tomo yo
, le espetó un furioso Chatrier al español.
Orantes se negó a ceder ante la presión y se negó a disputar un partido que, sin jugar, ya había ganado el día anterior. Esto desató el caos en París, con una conferencia de prensa en la que la organización intentó justificar su accionar.
La Justicia Tardía y el Triunfo Amargo de Vilas
Finalmente, el martes 3 de junio, Vilas se impuso sin jugar, ya que Orantes cumplió su palabra y no se presentó en la cancha. El español acusó que había sido eliminado a dedo y decidió querellarse contra la Federación Francesa de Tenis.
Meses después, la justicia gala le dio la razón a Orantes y le asignó una indemnización. Mientras tanto, Vilas se recuperó de sus supuestos problemas estomacales y avanzó a los cuartos de final, donde fue eliminado por el estadounidense Harold Solomon.
Este episodio oscuro en la historia de Roland Garros dejó una mancha indeleble en el prestigio del torneo, demostrando que incluso en los eventos deportivos más encumbrados, el favoritismo y la falta de integridad pueden prevalecer sobre el juego limpio y la justicia.