Científicos han detectado el destello más energético y brillante jamás observado proveniente de un agujero negro supermasivo. Este fenómeno ocurrió cuando este coloso cósmico despedazó y devoró una estrella gigante que se acercó demasiado.
El evento, detectado por primera vez en 2018 con una cámara del Observatorio Palomar en California, brilló con una intensidad 10 billones de veces superior a la del Sol, y su resplandor ha ido disminuyendo lentamente desde entonces. Según el estudio publicado en la revista Nature Astronomy, el agujero negro responsable posee una masa de unos 300 millones de soles y se encuentra en una galaxia situada a unos 10 mil millones de años luz de la Tierra, lo que lo convierte en el destello más lejano y luminoso observado hasta ahora.
Una Estrella Gigante Devorada
Para tener una idea de la escala de este fenómeno, un año luz equivale a casi 9,7 billones de kilómetros. Según los investigadores, la estrella destruida tenía entre 30 y 200 veces la masa del Sol, una rareza cósmica tanto por su tamaño como por su corta vida.
Cuando la estrella fue atraída por la enorme gravedad del agujero negro, su material se estiró extremadamente antes de caer hacia el abismo, liberando una enorme cantidad de energía y provocando el deslumbrante estallido.
Un Evento sin Precedentes
Matthew Graham, astrónomo del Instituto de Tecnología de California (Caltech) y autor principal del estudio, admitió: «Al principio, realmente no creíamos los números sobre la energía». Según los investigadores, el evento fue tan poderoso que su brillo aumentó 40 veces durante las observaciones y alcanzó su punto máximo en junio de 2018, siendo 30 veces más luminoso que cualquier destello de agujero negro registrado anteriormente.
Una Ventana al Universo Primigenio
Este descubrimiento permite a los científicos «examinar la interacción de los agujeros negros supermasivos con su entorno en las primeras etapas del universo», según Joseph Michail, del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica. Además, el fenómeno aún continúa, aunque su luminosidad disminuye lentamente, y se espera que el evento completo dure unos 11 años.
En palabras de la astrónoma K.E. Saavik Ford, coautora del estudio, «la estrella se acercó tanto que fue estirada hasta volverse larga y delgada… Ese material luego espiralizó alrededor del agujero negro mientras caía». Este destello sin precedentes nos brinda una valiosa ventana al universo primigenio y a la interacción de los agujeros negros supermasivos con su entorno cósmico.
