Cuando Donald Trump llegó a la presidencia, prometió un «boom» petrolero en Estados Unidos, repitiendo su famosa frase «drill, baby, drill» (perforar, cariño, perforar). Sin embargo, la realidad parece estar alejándose cada vez más de ese sueño.
La caída de los precios del petróleo, junto con la imposición de aranceles al acero y el aluminio, han forzado a las empresas energéticas norteamericanas a ralentizar la extracción y recortar empleos. Compañías como ConocoPhillips y Chevron han anunciado despidos masivos, con hasta una cuarta parte de sus plantillas en riesgo.
El golpe de la OPEP y la guerra de precios
La principal causa de esta situación es la decisión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y sus aliados de aumentar su producción. Esta medida ha provocado una caída del 27% en el precio del crudo, que se prevé que se sitúe en torno a los 50 dólares por barril a inicios de 2026, frente a los 68 dólares de agosto de 2025.
Según fuentes de la Casa Blanca, Trump presionó explícitamente a la OPEP para que tomara esta decisión, con el objetivo de mantener el precio bajo de la gasolina en el país y apaciguar a sus votantes.
El impacto en la Cuenca Pérmica
La región más afectada es la Cuenca Pérmica, al oeste de Texas, donde se produce más de un 40% del crudo del país. Aquí, alrededor de 50 plataformas de perforación se han visto obligadas a cerrar, dejando sin empleo a miles de trabajadores.
Como explicó Kirk Edwards, consejero delegado de la petrolera Latigo Petroleum, «muchas compañías petroleras están optando por mantenerse al margen y esperar a que pase este periodo, a ver si los precios suben y, con suerte, se eliminan los aranceles, para así poder retomar la perforación».
Un futuro incierto para el «boom» energético
Según la Administración de Información de Energía de EE. UU. (EIA), la producción de crudo estadounidense caerá de unos 13,4 millones de barriles diarios en julio a poco más de 13 millones a finales del próximo año. Además, la Reserva Federal de Dallas confirmó que la actividad del sector energético se contrajo en el segundo trimestre del año.
En resumen, el sueño petrolero de Trump parece estar desvaneciéndose, con la OPEP y los aranceles amenazando el «boom» energético que el presidente prometió durante su campaña. Las empresas se ven obligadas a ralentizar la extracción y recortar empleos, lo que pone en duda el futuro de esta industria clave para la economía estadounidense.