En un emotivo discurso desde Castel Gandolfo, el Papa León XIV hizo un llamado a una «revolución del amor» para hacer frente a los problemas que aquejan al mundo. Durante una misa pública en la pequeña iglesia barroca del pueblo, el Sumo Pontífice retomó la parábola del «buen samaritano» para exhortar a la empatía y la compasión como antídoto a los males de la humanidad.
Detener el ritmo frenético
El Papa León XIV instó a los fieles a «ver sin pasar de largo, detener nuestras carreras ajetreadas y dejar que la vida del otro, sea quien sea, con sus necesidades y sufrimientos, me rompan el corazón». Según el Pontífice, esta pausa reflexiva es fundamental para conectar con la realidad de quienes enfrentan la guerra, la pobreza y la opresión.
Tender la mano a los más necesitados
El mensaje del Papa hizo énfasis en la necesidad de extender la mano a «todos aquellos que se hunden en el mal, en el sufrimiento y en la pobreza», así como a «tantos pueblos despojados, estafados y arrasados, víctimas de sistemas políticos opresivos, de una economía que los obliga a la pobreza, de la guerra que mata sus sueños y sus vidas».
Inspirar una transformación espiritual
Para León XIV, esta «revolución del amor» implica un cambio de paradigma que vaya más allá de las soluciones superficiales. «Hoy se necesita esta revolución del amor», afirmó el Pontífice, quien considera que solo a través de la empatía y la compasión podremos enfrentar los males que aquejan a la humanidad.
La visita veraniega del Papa a Castel Gandolfo, un lugar de descanso y reflexión, parece haber inspirado este llamado a una transformación espiritual que trascienda las fronteras y los conflictos. Su mensaje busca ser un faro de esperanza en tiempos convulsos.
