Después de más de un año en la clandestinidad, las autoridades lograron dar con el paradero del exoficial de Carabineros Alberto Fernández Mitchell, quien había sido condenado por la Matanza de Laja San Rosendo durante la dictadura militar.
La captura se llevó a cabo en el norte del país por efectivos de la Policía de Investigaciones (PDI). Fernández Mitchell, quien había logrado evadir la justicia desde que fue sentenciado en marzo de 2024, será trasladado a una cárcel en Iquique para comenzar a cumplir su condena de presidio perpetuo dictada por la Corte Suprema.
La Masacre de Laja San Rosendo
En 1973, en pleno régimen de Augusto Pinochet, 19 trabajadores de la papelera de Laja y de Ferrocarriles fueron brutalmente asesinados por fuerzas militares y de seguridad. Este hecho, conocido como la Matanza de Laja San Rosendo, fue uno de los episodios más violentos y emblemáticos de la violación a los derechos humanos durante la dictadura.
La Corte Suprema sentenció a Fernández Mitchell por su responsabilidad directa en estos homicidios, considerados crímenes de lesa humanidad.
Evasión de la Justicia
Tras ser condenado en 2024, Fernández Mitchell logró mantenerse prófugo durante más de un año, evadiendo los esfuerzos de las autoridades por dar con su paradero. Según se informó, el exuniformado no había sido notificado de la sentencia en su contra debido a que no podía ser ubicado.
Sin embargo, la perseverancia de la Policía de Investigaciones finalmente dio sus frutos, logrando arrestar al exoficial en una zona del norte del país. Ahora, Fernández Mitchell deberá enfrentar las consecuencias de sus actos y cumplir la pena impuesta por la justicia.
Un Paso Hacia la Justicia
La detención de Fernández Mitchell representa un importante avance en el proceso de reparación y justicia por los crímenes cometidos durante la dictadura militar en Chile. Si bien el camino ha sido largo y complejo, este arresto envía un mensaje claro de que nadie está por encima de la ley, incluso aquellos que alguna vez portaron un uniforme.
Para las víctimas y sus familias, este hecho representa una oportunidad de cerrar una dolorosa herida y obtener un poco de justicia por los seres queridos que les fueron arrebatados. Aunque nada podrá devolver a los fallecidos, el cumplimiento de la sentencia es un paso fundamental para honrar su memoria y garantizar que estos hechos no vuelvan a repetirse.