Birmania se enfrenta a una de las peores tragedias de su historia reciente. Un terremoto de magnitud 7.7 que sacudió el país el pasado viernes ha dejado un saldo devastador, con más de 1.000 personas fallecidas y cerca de 2.400 heridos. La junta militar birmana ha emitido un comunicado detallando las consecuencias de este desastre natural.
El epicentro del sismo se ubicó a tan solo 10 kilómetros de profundidad, a unos 17 kilómetros de la ciudad de Mandalay, la segunda más poblada de Birmania con 1,2 millones de habitantes. El temblor también se sintió con fuerza en la capital, Naipyidó, y en ciudades de la vecina Tailandia, donde al menos 10 personas perdieron la vida y más de 100 permanecen desaparecidas tras el colapso de varios edificios en construcción en Bangkok.
Daños Masivos y Réplicas Continuas
Además de las devastadoras pérdidas humanas, el terremoto ha causado cuantiosos daños materiales en Birmania. Fuentes locales reportan edificios y puentes derrumbados, así como el colapso de un monasterio donde quedaron atrapados 20 niños. Las zonas más afectadas se encuentran sin suministro eléctrico.
El sismo inicial fue seguido por cuatro réplicas de considerable magnitud, la primera de ellas de 6.4 y las otras tres de 4.6, 4.6 y 4.5. Esto ha complicado aún más las labores de rescate y atención a los heridos, mientras la población vive con el temor de nuevos temblores.
Llamado a la Solidaridad Internacional
Ante esta catástrofe sin precedentes, la comunidad internacional se ha movilizado rápidamente para brindar ayuda humanitaria a Birmania. La ONU ha anunciado que destinará 5 millones de dólares en asistencia, y ha hecho un llamado a la solidaridad global para recaudar fondos adicionales.
Estamos profundamente conmovidos por la pérdida de vidas y los daños causados por este devastador terremoto. Nuestras más sinceras condolencias a las familias de las víctimas. Haremos todo lo posible para apoyar los esfuerzos de rescate y reconstrucción en Birmania, declaró el Secretario General de la ONU.
Organizaciones humanitarias locales e internacionales se encuentran trabajando arduamente en las zonas afectadas, brindando asistencia médica, alimentos y refugio a los sobrevivientes. La prioridad es atender las necesidades más urgentes y garantizar la seguridad de la población.
Este trágico evento ha puesto de manifiesto la vulnerabilidad de Birmania ante los desastres naturales y la importancia de fortalecer su capacidad de respuesta y resiliencia. La comunidad internacional deberá acompañar al país en su proceso de reconstrucción y recuperación en los próximos meses.
