En una escalada de la tensión comercial entre China y Canadá, el Gobierno chino ha anunciado la imposición de nuevos aranceles a productos agrícolas canadienses. Esta medida se produce como respuesta a las tarifas aplicadas por Canadá a la importación de vehículos eléctricos chinos.
Aranceles Recíprocos
Según informó el Ministerio de Comercio de China, se aplicará un arancel del 100% al aceite de colza, las tortas de aceite y los guisantes procedentes de Canadá. Asimismo, los productos marinos y el cerdo enfrentarán gravámenes del 25%. Estas nuevas tarifas entrarán en vigor a partir del 20 de marzo.
La decisión china llega después de que Canadá anunciara en agosto del año pasado la aplicación de aranceles del 100% a la importación de vehículos eléctricos chinos, así como un gravamen del 25% al acero y aluminio procedentes del gigante asiático. Según el Ministerio de Comercio chino, estas medidas canadienses constituyen «una típica práctica proteccionista» y son «discriminatorias».
Tensiones Comerciales Más Amplias
La disputa entre China y Canadá se enmarca en un contexto de crecientes tensiones comerciales a nivel global. Tanto Canadá como China se enfrentan a medidas arancelarias impuestas por Estados Unidos bajo la presidencia de Donald Trump. En este escenario, ambos países han recurrido a la Organización Mundial del Comercio (OMC) para resolver sus diferencias.
Según el Ministerio de Comercio chino, las políticas canadienses «afectan el orden normal del comercio y dañan los derechos e intereses legítimos de las empresas chinas». Por ello, China insta a Canadá a «corregir inmediatamente sus malas prácticas, levantar sus medidas restrictivas y eliminar sus efectos negativos».
Implicaciones y Perspectivas
La escalada de la disputa comercial entre China y Canadá podría tener consecuencias significativas para ambos países. Por un lado, los nuevos aranceles chinos podrían afectar a importantes sectores de la economía canadiense, como la agricultura y la industria pesquera. Por otro lado, las medidas proteccionistas de Canadá también podrían perjudicar a las empresas chinas que buscan acceder al mercado canadiense.
En este contexto, es crucial que ambas naciones busquen una solución negociada que permita desescalar la tensión y evitar un mayor deterioro de sus relaciones comerciales. La intervención de la OMC podría ser un camino para encontrar un equilibrio entre los intereses de ambas partes y restablecer un entorno de comercio justo y mutuamente beneficioso.