¿Por qué llegar 8 minutos tarde puede ser mejor que la puntualidad? La psicología detrás de la impuntualidad

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¿Por qué llegar 8 minutos tarde puede ser mejor que la puntualidad? La psicología detrás de la impuntualidad

La puntualidad es un rasgo que dice mucho de nosotros, pero ¿qué pasa si llegar unos minutos tarde puede ser incluso beneficioso en ciertas circunstancias? Según el psiquiatra y filósofo Neel Burton, llegar 8 minutos tarde, pero ni uno más, puede ser una estrategia inteligente.

La teoría de los 8 minutos

Burton explica que llegar temprano es tan grosero, si no más, que llegar tarde, mientras que llegar justo a tiempo puede sorprender al anfitrión. Según él, llegar 8 minutos tarde no se percibe como un retraso significativo y le da al anfitrión el tiempo suficiente para prepararse y comenzar a esperar tu llegada.

Por otro lado, llegar demasiado tarde sí puede generar molestia y ser interpretado como una falta de respeto, especialmente si se trata de superiores sociales o jerárquicos. Así, el psiquiatra señala que llegar tarde envía el mensaje: ‘Mi tiempo es más valioso que el tuyo’, es decir, ‘soy más importante que tú’.

Razones psicológicas detrás de la impuntualidad

Según Burton, la impuntualidad puede revelar aspectos más profundos de nuestra personalidad. Puede ser una forma consciente o inconsciente de expresar ira, agresión o autoengaño. Por ejemplo, llegar tarde puede ser una manera de resistirse a cumplir con las expectativas de los demás o de sentirse superior e imponer nuestra presencia.

Incluso, la impuntualidad puede ser una señal de que algo no anda bien en nuestro interior. Puede reflejar problemas de gestión del tiempo, ansiedad, perfeccionismo o una necesidad de mantenernos ocupados para evitar enfrentarnos a nuestros propios pensamientos y sentimientos.

Cómo manejar la impuntualidad

Los expertos coinciden en que la clave está en encontrar un equilibrio. Llegar unos minutos tarde puede ser aceptable e incluso beneficioso en ciertos contextos, pero convertirse en un hábito puede afectar negativamente nuestra imagen y relaciones.

Para corregir la impuntualidad, los especialistas recomiendan estrategias como:

  • Planificar y organizar mejor el tiempo, dividiendo tareas y estableciendo plazos realistas.
  • Utilizar herramientas tecnológicas para ahorrar tiempo y gestionar mejor la agenda.
  • Aprender a delegar y no intentar hacerlo todo nosotros mismos.
  • Renegociar citas cuando sepamos que vamos a llegar tarde.
  • Programar alarmas dobles para tener tiempo suficiente de prepararnos.

Aplicando estos consejos, podremos mejorar nuestra puntualidad sin perder la flexibilidad y proyectar una imagen más profesional y confiable.

Conclusión

La impuntualidad puede tener múltiples facetas, desde una estrategia inteligente hasta un hábito perjudicial. Conocer la psicología detrás de este comportamiento nos ayudará a encontrar el equilibrio adecuado y a gestionar nuestro tiempo de manera más efectiva. Recuerda que la clave está en la comunicación, la organización y el compromiso con el cambio.

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