En un giro inesperado de los acontecimientos, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha salido a la palestra para jactarse de los devastadores ataques aéreos perpetrados por el Ejército de Israel contra la Franja de Gaza. Pese al reciente alto al fuego, Netanyahu afirmó que Hamás «sintió inmediatamente su poder» y que lanzaron 153 toneladas de bombas sobre múltiples objetivos en la zona.
Según los datos proporcionados por el mandatario, los bombardeos golpearon el norte, varios campos de refugiados del centro, la abarrotada playa de Mawasi y la zona sureña de Rafah, causando la muerte de 45 personas y dejando 158 heridos, de acuerdo a las cifras del Ministerio de Sanidad de Gaza.
Una Respuesta Desproporcionada
Netanyahu justificó los ataques alegando que el Ejército israelí había respondido a un misil antitanque y varios disparos lanzados por milicianos de Hamás contra soldados israelíes apostados en Rafah, lo que resultó en la muerte de dos soldados. Sin embargo, el grupo palestino ha negado categóricamente haber participado en dicha operación, asegurando que no tienen contacto con milicianos en esa zona, que se encuentra bajo control total de Israel.
Desde la entrada en vigor del alto al fuego el pasado 10 de octubre, los ataques israelíes han causado la muerte de 80 personas y han dejado a más de 300 heridos, además de que se han recuperado 436 cadáveres de entre los escombros, según datos del Ministerio de Sanidad.
Violaciones Constantes del Alto al Fuego
Por su parte, Hamás acusa a Israel de haber violado en 80 ocasiones el alto al fuego desde su entrada en vigor, lo que pone en duda la legitimidad de la respuesta israelí. Estos ataques desproporcionados y la continua violación de los acuerdos de cese al fuego han generado una ola de indignación y condenación a nivel internacional.
Queda claro que, lejos de buscar una solución pacífica y duradera al conflicto, el gobierno de Netanyahu está dispuesto a utilizar la fuerza bruta y la intimidación como principal estrategia, sin importar el alto costo en vidas humanas. Esta espiral de violencia no hace más que agravar la ya frágil situación humanitaria en la Franja de Gaza.
