Durante décadas, los colegios Waldorf han instado a los padres a criar a sus hijos sin la influencia de las pantallas. Hoy, esta misión se ha vuelto aún más apremiante, ya que la exposición masiva a internet, smartphones y redes sociales ha alcanzado niveles alarmantes, incluso en edades tempranas.
La crianza sin pantallas: Un esfuerzo que vale la pena
Evitar las pantallas puede ser una tarea desafiante, especialmente cuando los padres carecen de redes de apoyo o enfrentan situaciones de estrés. Sin embargo, los beneficios a largo plazo son incuestionables. Los preescolares que crecen con rutinas y estímulos analógicos, en lugar de pantallas, tienden a ser más tranquilos, regulados y capaces de entretenerse con actividades «lentas» de la realidad física.
El impacto negativo de la tecnología en el desarrollo infantil
Estudios recientes han demostrado de manera contundente que las tecnologías digitales pueden ser adictivas y tener un efecto perjudicial en el desarrollo cerebral, las habilidades socioemocionales e intelectuales, e incluso aumentar el riesgo de problemas psicológicos y conductas autodestructivas en los jóvenes.
Incluso los propios magnates de Silicon Valley, conscientes de estos riesgos, eligen colegios sin pantallas para proteger a sus hijos.
Protegiendo a Nuestros Hijos: Una Responsabilidad Urgente
Muchos países ya han prohibido el uso de teléfonos móviles en las escuelas, y en Chile se está avanzando en esta dirección. Ahora, los padres también deben entender que dar un celular a un preescolar es tan grave como darle alcohol en el biberón.
Cuantos más años de infancia logremos preservar a nuestros hijos de esta exposición digital, más posibilidades tendrán de crecer sanos y desarrollar habilidades fundamentales, como la capacidad de aburrirse, inventar juegos, pintar, socializar y pensar por sí mismos.
Es hora de actuar. La crianza analógica es la clave para proteger el desarrollo integral de nuestros hijos.