En un acto que ha conmocionado al mundo del deporte, una joven promesa del tenis indio, Radhika Yadav, de 25 años, fue asesinada a tiros por su propio padre, Deepak Yadav, en la localidad de Gurgaon. Según las autoridades, el hombre confesó el crimen, alegando que no podía soportar el éxito y las burlas de los vecinos hacia él por los logros de su hija.
Radhika, oriunda de Haryana, había logrado un prometedor inicio de carrera, llegando a ocupar el puesto 75 en la categoría sub-18, 53 en dobles y 35 en individuales a nivel nacional, según la Asociación de Tenis de toda la India (AITA). A nivel internacional, en el circuito de la Federación Internacional de Tenis (ITF), había alcanzado el puesto 113.
La envidia y la vergüenza que llevaron a la tragedia
Según los informes de The Indian Express y MARCA, Deepak Yadav siempre estuvo en desacuerdo con que su hija dirigiera una academia de tenis local. «La policía dijo que el hombre afirmó que los lugareños se burlaban de él cada vez que iba a comprar leche a su pueblo en Wazirabad. Los vecinos se burlaban de él por los ingresos de su hija (…) insistían en que la casa funcionaba con el dinero de ella y que él dependía demasiado de ella», agregaron las fuentes.
Para Deepak, el éxito creciente de Radhika en el tenis se había convertido en una fuente de humillación y vergüenza, en lugar de orgullo. Su incapacidad para soportar que su hija lo superara y que los demás lo ridiculizaran por ello, lo llevaron a cometer este acto atroz.
Un crimen que sacude al mundo del deporte
La trágica muerte de Radhika Yadav ha conmocionado a la comunidad tenística internacional. Sus logros prometedores y su potencial truncado de manera tan violenta han generado una ola de consternación y tristeza.
Este caso pone de manifiesto la necesidad urgente de abordar los problemas de salud mental, los celos y la violencia doméstica que, lamentablemente, siguen afectando a demasiadas familias en todo el mundo. Esperamos que la memoria de Radhika inspire a otros a buscar soluciones constructivas, en lugar de dejarse llevar por la ira y la desesperación.
Que su legado como joven tenista talentosa y dedicada perdure, y que su trágico final sirva como un llamado a la acción para crear un mundo más compasivo y seguro para todos.
