El cobre es un recurso fundamental para la economía global, siendo el mejor conductor eléctrico y térmico que existe. A pesar de los esfuerzos de algunas industrias por encontrar sustitutos, la realidad es que su reemplazo sigue estando tecnológica y económicamente muy lejos de ser viable. Por lo tanto, la demanda por cobre no desaparecerá a causa de los aranceles impuestos por Estados Unidos.
La imposición de un arancel del 50% al cobre importado en Estados Unidos equivale a subir artificialmente el precio solo para los compradores estadounidenses. Serán los consumidores norteamericanos quienes deberán enfrentar precios más altos en los productos que utilicen cobre como insumo. Para Chile, el principal productor mundial de cobre, el impacto de este arancel será marginal, ya que Estados Unidos no logrará ampliar significativamente su capacidad productiva en el corto plazo.
Inviabilidad de la Estrategia Proteccionista de EE.UU.
Los proyectos mineros requieren años de planificación e inversión, y solo prosperan en contextos de estabilidad y reglas claras. La volatilidad que caracteriza las decisiones de Donald Trump en Estados Unidos, donde un día se suben las tarifas, al siguiente se eliminan y al tercero se vuelven a imponer, hace inviable que capitales serios se comprometan con desarrollos a largo plazo. Es muy probable que, para cuando alguna nueva mina estadounidense esté en condiciones de operar (en muchos años más), la protección que promete el gobierno de turno haya desaparecido.
En este contexto, la imposición de este arancel carece de eficacia estructural, pues no genera las condiciones mínimas que requieren las inversiones de largo plazo. Por lo tanto, pretender que Chile reaccione alarmado ante el aumento del arancel al cobre sería un error.
Fortaleciendo Relaciones Comerciales Estratégicas
El Estado chileno debe continuar por la senda que ha caracterizado su política de alianzas comerciales por más de 25 años: fortalecer y direccionar sus vínculos comerciales hacia socios serios que, en sus acuerdos, valoren el beneficio y desarrollo económico compartido, y con quienes se comparta el valor del respeto mutuo, la cooperación y el saber honrar los compromisos contraídos.
Mientras avanzamos en esa dirección, profundizando mercados o generando nuevos, seguimos respondiendo a la demanda de quien solicite nuestros productos. Priorizar las relaciones comerciales con quien busca solo ventajas unilaterales a nuestras expensas sería estratégicamente erróneo. Chile es un país que, producto de las adversidades, ha aprendido a vivir con dignidad. Debemos actuar con firmeza y criterio, priorizando relaciones basadas en el beneficio mutuo y el respeto recíproco.
