La llegada de julio ha traído consigo una ola de calor sin precedentes que azota a varios países del sur de Europa. Desde España y Portugal hasta Francia e Italia, los termómetros han alcanzado máximas de hasta 43 grados Celsius, obligando a las autoridades a tomar medidas drásticas para mitigar los efectos de esta canícula extrema.
En España, once comunidades se encuentran en alerta naranja (riesgo importante) debido a las temperaturas que oscilan entre los 37 y los 43 grados. Mientras tanto, en Francia, 16 departamentos, incluida París, han sido colocados en alerta roja por el «calor sofocante» que azota la región. Incluso la emblemática Torre Eiffel ha tenido que cerrar su último piso hasta el 2 de julio.
Medidas de Emergencia en Toda Europa
Las autoridades de varios países europeos han implementado una serie de medidas para proteger a la población. En Italia, se ha prohibido trabajar al aire libre desde las 12:30 hasta las 16:00 horas, después de que un hombre de 47 años muriera mientras trabajaba bajo el sol en la construcción de una escuela.
Alemania también se encuentra en alerta de calor extremo en la mitad oeste y suroeste del país, con temperaturas que alcanzarían los 38 grados y desembocarían en fuertes tormentas aisladas. Por su parte, el Reino Unido mantiene la alerta ámbar (penúltima de la escala) en gran parte de Inglaterra, aunque se espera que las temperaturas bajen a partir del miércoles.
Riesgos Adicionales: Tormentas e Incendios
Además de las altas temperaturas, la ola de calor también ha traído consigo otros riesgos, como tormentas y incendios forestales. En Austria, las fuertes lluvias y tormentas eléctricas han causado importantes deslizamientos de tierra en los Alpes tiroleses. En Turquía, se ha evacuado a 1.800 personas y los equipos de bomberos luchan contra media docena de incendios activos.
Los distritos del norte y centro de Portugal limítrofes con España se encuentran en el nivel de «peligro máximo» de incendios, el más alto. Incluso los animales han sido víctimas de esta ola de calor, como en la República Checa, donde han muerto prácticamente todos los peces del lago Modlanska por falta de oxígeno.
Esta situación extrema pone de manifiesto la necesidad de que los países europeos estén preparados para hacer frente a los desafíos que plantea el cambio climático, implementando medidas efectivas para proteger a la población y el medio ambiente.
