En medio de las crecientes tensiones fiscales, el ministro de Hacienda de Chile, Mario Marcel, ha dejado claro que la respuesta no puede ser ni el voluntarismo ni la motosierra. Estas medidas extremas, si bien pueden generar un impacto a corto plazo, ponen en peligro el pacto social y la voluntad de progreso que sustentan la estabilidad del país.
Desafíos Fiscales: Separando Mitos de Realidades
En su exposición, Marcel abordó una serie de afirmaciones incorrectas que han estado circulando en el debate público sobre el manejo de la política fiscal. Desde el incumplimiento de metas fiscales hasta el supuesto aumento descontrolado del gasto público, el ministro se encargó de desmentir estos mitos y presentar una imagen más precisa de la situación.
Por ejemplo, si bien hubo un desvío importante en 2024, Marcel recordó que en los dos años anteriores se habían sobrecumplido las metas fiscales, alcanzando incluso un superávit del 0,5% del PIB en 2022 y un balance cíclicamente ajustado en 2023. Además, señaló que la deuda pública se ha reducido y se han ahorrado $20,000 millones en intereses.
Hacia un Ajuste Fiscal Equilibrado
Ante este panorama, Marcel presentó una serie de alternativas de ajuste fiscal que van más allá de las medidas extremas. Algunas de estas incluyen el congelamiento del empleo público, la reducción de gastos en directorios y personal de confianza, el recorte de gastos operacionales y la cancelación de programas mal evaluados.
Sin embargo, el ministro advirtió que algunas de estas iniciativas no tendrían mayor efecto en el gasto público, mientras que otras ya han sido fuertemente restringidas o requerirían cambios legales para su implementación.
Manteniendo la Estabilidad y el Progreso
En resumen, Marcel dejó claro que la respuesta a las tensiones fiscales no puede basarse en medidas voluntaristas o de tipo motosierra, como las implementadas por el presidente argentino Javier Milei. Estas acciones, si bien pueden generar un impacto a corto plazo, ponen en riesgo el pacto social y la voluntad de progreso que son fundamentales para la estabilidad y el desarrollo del país.
En su lugar, el ministro abogó por un enfoque equilibrado y sostenible, que permita abordar los desafíos fiscales sin comprometer la cohesión social y la confianza en las instituciones. Solo así, Chile podrá mantener su senda de crecimiento y prosperidad a largo plazo.