El Senado de Brasil ha aprobado una reforma fiscal histórica que promete transformar el sistema tributario del país. La medida, impulsada por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, exime del impuesto sobre la renta a los trabajadores con salarios de hasta 5.000 reales mensuales (aproximadamente $930 dólares) y reduce el gravamen para quienes ganan hasta 7.350 reales ($1.300 dólares) al mes.
Esta iniciativa, que ya fue aprobada por la Cámara de Diputados en octubre, beneficiará a cerca de 25 millones de brasileños, aliviando la carga fiscal de los sectores de menores ingresos. Según el senador Renan Calheiros, responsable del proyecto de ley, la reforma «corrige una anomalía histórica» en el sistema tributario, haciendo que «quien tiene menos paga menos y quien tiene más, efectivamente, paga más».
Impuesto Mínimo para los Más Ricos
Para compensar la pérdida de recaudación por la exención a los trabajadores de bajos salarios, la reforma establece un impuesto mínimo para aquellos que ganan más de 600.000 reales anuales (aproximadamente $113.000 dólares o $9.416 dólares mensuales). Este gravamen llegará hasta el 10% para quienes tengan rentas superiores a 1,2 millones de reales al año ($223.000 dólares o $18.583 dólares mensuales).
Según el Ministerio de Hacienda, este nuevo impuesto mínimo afectará solo al 0,13% de los contribuyentes, que actualmente pagan en promedio solo el 2,54% del impuesto sobre la renta, menos que muchos trabajadores. La medida tendrá en cuenta los dividendos recibidos por participaciones empresariales, que son la principal fuente de ingresos de los más ricos.
Reducir la Desigualdad, Prioridad de Lula
La reforma tributaria fue una de las principales promesas de campaña de Lula en 2022, y es clave para sus aspiraciones de reelección en 2026. En un país tan desigual como Brasil, donde el 1% más rico concentra el 27,4% de la renta total, esta iniciativa busca hacer que los sectores de altos ingresos contribuyan de manera más justa.
El senador Calheiros afirma que la medida «corrige una anomalía histórica» y hace valer el principio de progresividad tributaria. Al eximir a los trabajadores de bajos salarios y gravar más a los ultrarricos, la reforma fiscal de Lula apunta a reducir la desigualdad y construir un sistema tributario más justo y equitativo para todos los brasileños.