Caminar entre 10 y 15 minutos después de comer, conocido como el ‘fart walk’, no es solo una tendencia pasajera. Según la experta en Obesidad y Nutrición, Cristina Petratti, este hábito sencillo tiene efectos fisiológicos reales que favorecen la digestión, mejoran el control de la glucosa en sangre y contribuyen a la salud cardiovascular y emocional.
¿Cómo funciona el ‘fart walk’? La especialista explica que esta práctica estimula la motilidad gastrointestinal, lo que ayuda a acelerar el vaciamiento gástrico y la peristalsis intestinal. Además, varios estudios clínicos demuestran que el ‘fart walk’ reduce el pico de glucosa posprandial, es decir, el aumento de azúcar en sangre después de una comida, moderando así la respuesta insulínica.
Beneficios Metabólicos y de Salud
Incorporar el ‘fart walk’ después de las comidas contribuye a mejorar la tolerancia a la glucosa y el metabolismo lipídico, disminuir la presión arterial diastólica, favorecer la digestión y el bienestar abdominal, y elevar el estado de ánimo y la sensación de energía.
De hecho, un ensayo clásico de la Universidad George Washington demostró que tres caminatas de 15 minutos después de las comidas reducen significativamente la glucemia promedio en comparación con una caminata única de 45 minutos al día.
La Clave: Intensidad Moderada
Petratti aclara que el beneficio más consistente es metabólico, ya que la caminata post-comida mejora el manejo de la glucosa y la sensibilidad a la insulina. Sin embargo, advierte que si se realiza un esfuerzo intenso inmediatamente después de comer, se puede enlentizar el vaciamiento gástrico y aumentar el riesgo de reflujo gastroesofágico.
Por eso, la experta recomienda un paseo con ritmo cómodo, capaz de mantener una conversación sin dificultad. De 10 a 15 minutos de caminata ligera dentro de los primeros 10-20 minutos tras comer son suficientes para generar beneficios. También se pueden hacer micro-pases de 2-5 minutos cada 20-30 minutos de estar sentado.
Una Estrategia Preventiva y Sostenible
Según Petratti, el ‘fart walk’ podría considerarse una herramienta preventiva frente a la resistencia a la insulina o la diabetes tipo 2, siempre que forme parte de un estilo de vida activo. Además, destaca que se trata de una estrategia de bajo costo, sin efectos adversos y muy sostenible, especialmente útil para personas que no pueden realizar ejercicio vigoroso.
En resumen, el ‘fart walk’ es mucho más que una moda pasajera. Es una práctica sencilla pero con sólidos respaldos científicos que puede mejorar tu salud metabólica, digestiva y emocional. ¿Estás listo para dar un paseo después de comer?