La plataforma de comercio electrónico Shein se encuentra en el ojo del huracán después de que el Gobierno francés advirtiera sobre la posible prohibición de su acceso al mercado galo si persisten las ventas de muñecas con «apariencia infantil» y «carácter sexual».
Según el ministro de Economía francés, Roland Lescure, si estos comportamientos se repiten, «tendremos derecho a solicitar que se prohíba el acceso de la plataforma Shein al mercado francés. Así lo establece la ley».
La alerta se desencadenó después de que la Dirección General de la Competencia, el Consumo y la Represión de Fraudes (DGCCRF) francesa constatara que Shein comercializaba muñecas sexuales con apariencia infantil. «Su descripción y categorización en el sitio web hacen difícil dudar del carácter pedopornográfico de los contenidos», señaló la agencia en un comunicado.
Esta no es la primera vez que Shein se enfrenta a problemas con las autoridades francesas. En el pasado, la plataforma ha sido objeto de sanciones relacionadas con la imposición ilegal de ‘cookies’ y la falta de información adecuada a los usuarios. Además, el Gobierno francés planea imponer a partir de 2026 una tasa de 2 euros a los pequeños paquetes procedentes de fuera de la Unión Europea, lo que afectaría directamente a Shein y otros sitios chinos como Temu.
Más allá de Francia: la alerta internacional
La polémica en torno a Shein no se limita a Francia. La venta de estas muñecas ha generado una alerta internacional, con autoridades y organizaciones de todo el mundo vigilando de cerca las prácticas de la plataforma china.
Según expertos, esta situación pone de manifiesto la necesidad de una mayor regulación y supervisión del comercio electrónico transfronterizo, especialmente cuando se trata de productos que pueden tener implicaciones éticas y legales.
¿Qué sigue para Shein?
Ante esta crisis, Shein se enfrenta a un desafío crucial. Si no logra demostrar que ha retirado los productos cuestionados y que implementará medidas efectivas para evitar la reincidencia, podría enfrentar consecuencias severas, como la prohibición de acceso al mercado francés y, potencialmente, a otros mercados europeos.
La reputación y la confianza de la marca están en juego, y Shein deberá actuar con rapidez y transparencia para recuperar la credibilidad perdida. De lo contrario, esta polémica podría convertirse en un punto de inflexión que marque el futuro del gigante chino del comercio electrónico.