Después de 41 años de espera, el misterio que rodeaba la desaparición y muerte del joven Diego Fernández Lima ha llegado a su fin. El juez Alejandro Litvack ha firmado el sobreseimiento de Cristian Graf, el principal sospechoso en este caso, debido a la prescripción del delito.
Los restos de Diego fueron encontrados casualmente en mayo pasado, enterrados en el jardín de la antigua casa que perteneció al músico Gustavo Cerati, en el barrio de Coghlan, Buenos Aires. Graf, excompañero de colegio de la víctima y dueño del terreno, había sido detenido y acusado de encubrimiento agravado y ocultamiento de pruebas. Sin embargo, la normativa argentina establece que los delitos prescriben a los 15 años, y en este caso habían transcurrido 41 años desde la desaparición de Diego.
Una Resolución Técnica, pero Frustrante
En su resolución, el juez Litvack explicó que, incluso si se determinara quién fue el homicida, la prescripción del delito haría imposible su persecución penal. «Difícilmente a la fecha continuaría vigente la acción», señaló el magistrado, al remarcar que ya habían transcurrido «dos o tres períodos del plazo legal estipulado».
Respecto a las conductas sospechosas atribuidas a Graf, como los silencios, las evasivas y las explicaciones inverosímiles, el juez consideró que estas se dirigieron únicamente a los obreros de la construcción y no a las autoridades, por lo que no constituyeron una maniobra de encubrimiento y carecieron de sustento judicial.
La Frustración de la Familia
Para la familia Fernández, el cierre judicial no implica paz. «Es algo que no se puede creer. Mucha impotencia, mucha bronca. Esta familia se cagó de risa 41 años de nosotros y ahora se sigue cagando en nosotros y en toda la sociedad», expresó Javier Fernández, hermano menor de Diego y querellante en el expediente, quien anticipó que apelará la decisión.
Por su parte, Cristian Graf, visiblemente molesto, declaró a TN: «Obviamente, yo no soy culpable de nada. Ustedes saben todo lo que yo soy, por eso el juez dictó el sobreseimiento. Todas las acusaciones fueron difamaciones».
Aunque el caso ha llegado a su conclusión legal, la familia Fernández continúa buscando justicia y respuestas sobre el trágico destino de Diego, quien desapareció hace más de cuatro décadas y cuyo cuerpo fue encontrado de forma casual, enterrado a metros de la antigua casa de Gustavo Cerati.
