En un caso que estremeció a Argentina, el veredicto de un femicidio ha sacado a la luz una retorcida dinámica familiar que permitió al principal acusado cometer no solo este crimen, sino también múltiples abusos sexuales.
El 16 de septiembre de 2022, María Alejandra Abbondanza, de 38 años, desapareció de su hogar en Campana, al norte de Buenos Aires. Lo que parecía ser una familia normal escondía oscuros secretos, pues Agustín Leonel Chiminelli, el vecino de María Alejandra, la agredió brutalmente en su propia casa, con la complicidad de sus padres, Carlos Rubén Chiminelli y Liliana Esther Sánchez.
Un Crimen Atroz y un Encubrimiento Familiar
Según los registros de cámaras de seguridad, Agustín salió de su casa con el perro de María Alejandra y una bolsa que contenía prendas y objetos de la víctima. Las autoridades encontraron estos elementos en un terreno baldío cercano. Pero lo más escalofriante es que, cuando los padres de Agustín llegaron a la casa, María Alejandra aún seguía con vida, herida de gravedad. En lugar de pedir ayuda, esta familia decidió encubrir el crimen, realizando diversas maniobras para ocultar lo sucedido.
Liliana, la madre de Agustín, incluso intentó desviar la investigación, declarando que un garaje en su casa pertenecía al vecino, con la esperanza de que ese fuera el objetivo del allanamiento en lugar de su propia vivienda. También afirmó que el galpón donde ocurrió el crimen era alquilado, cuando en realidad lo utilizaba su hijo.
Un Patrón de Violencia de Género
Pero el caso de María Alejandra no fue un hecho aislado. Cuando Agustín fue detenido, dos mujeres más salieron a denunciar graves abusos sexuales que habían sufrido a manos del acusado, con el conocimiento y la complicidad de sus padres.
Según los testimonios, Agustín solía llevar a sus parejas a la casa familiar, donde las encerraba en la habitación y las abusaba sexualmente, mientras sus padres estaban en la vivienda. En una ocasión, una de las víctimas logró escapar, pero la madre de Agustín le pidió que no se fuera, encerrándola nuevamente.
Justicia y Reflexión
Finalmente, Agustín Chiminelli fue condenado a prisión perpetua por el femicidio de María Alejandra, así como por los abusos sexuales cometidos. Sus padres también fueron sentenciados, con 18 y 17 años de cárcel respectivamente, por encubrir los crímenes de su hijo.
Como señaló la hermana de la víctima, Anna Abbondanza, «el crimen no ocurrió en soledad. Esa noche, en esa casa, había adultos. Personas que escucharon, que vieron, que sabían. Personas que no hicieron nada. Que no llamaron a la Policía. Que no protegieron a Alejandra. Que negaron su humanidad. Que intentaron encubrir lo que pasó».
Este caso revela una trama familiar retorcida que permitió la perpetuación de la violencia de género. Es un llamado a la sociedad a estar alerta, a denunciar y a no ser cómplice del silencio que permite que estos crímenes sigan ocurriendo.
