Tania González es una artista visual chilena cuya práctica se centra en la integración de la taxidermia y los elementos naturales en su obra. Formada en pintura en la Universidad de Chile, González ha desarrollado un discurso artístico que explora el vínculo entre la vida y la muerte, utilizando materiales simples como pintura monocromática, silicona y objetos encontrados.
En sus proyectos, González se ha enfocado en la revisión de narrativas silenciadas por la historia oficial, centrándose particularmente en la figura de la brujería y la persecución colonial de las mujeres. En su exposición «Lo que ha de morir» (Proyecto Moneda, 2020), la artista utilizó taxidermias, cabellos, huesos, sangre y libros antiguos para resignificar la «sabiduría ancestral» de las mujeres acusadas de brujería, presentando los objetos rituales no como reliquias «demonizadas», sino como herramientas de resistencia.
Investigando la Brujería y la Inquisición
A través de su trabajo, González explora los archivos y leyendas de la caza de brujas en la época colonial, rescatando historias como la de María Hernández «La Pulga» (Penco, 1736), acusada de hechicería. Desde una perspectiva biopolítica, la artista también aborda los cuerpos y el sacrificio, utilizando órganos o tejidos disecados para representar la violencia contra el cuerpo femenino y resignificar la vulnerabilidad y la memoria del dolor.
«Vía Ignis – Camino al Fuego»
El proyecto más reciente de Tania González, «Vía Ignis – Camino al Fuego», es una instalación multimedia presentada en el Centro Experimental Perrera Arte en 2025. Inspirada en la historia de «La Pulga», la obra se centra en la figura de una mujer atada de manos, acompañada por una composición sonora original. A través de más de cinco años de investigación, González compiló documentos del Santo Oficio que detallan la persecución de María Hernández, con el objetivo de rescatar esos archivos coloniales y convertirlos en «ejercicio de memoria y reivindicación» a través del arte.
La instalación busca confrontar al público con la violencia institucional histórica, transformando el «fuego ordinario» de la opresión en un objeto de reflexión crítica. Tania González mantiene una estética austera, privilegiando la gravedad del contenido sobre la espectacularidad, y utilizando elementos escenográficos y objetos de taxidermia para plasmar el carácter tangible de una violencia pasada.
Rescatando la Figura de la Bruja
En palabras de la artista, su obra funciona como un «dispositivo de memoria» que articula naturaleza, esoterismo y estudio histórico, resignificando «cuerpos y restos desechados» por la taxidermia. Al rescatar la figura de la bruja, González busca combatir la repetición de un orden injusto y hacer arder los miedos para encender la memoria colectiva.
A través de su práctica artística, Tania González se erige como una voz que desafía las narrativas dominantes y reivindica la sabiduría ancestral de las mujeres, utilizando el arte como una poderosa herramienta de resistencia y transformación social.