Cuando María Luisa Godoy se enteró de que su padre de 86 años había hecho insinuaciones inapropiadas a la empleada del hogar, supo que tenía que actuar. Lejos de juzgar, esta animadora demostró una sorprendente empatía y creatividad para abordar un tema tan delicado.
Un Padre Coqueto y Unas Necesidades Biológicas
Según el relato de María Luisa, su padre siempre había sido un hombre muy coqueto y con mucha vitalidad. Un día, la empleada del hogar llegó llorando a contarle que el padre de María Luisa le había pedido que se desvistiera y se metiera a la cama con él. «Casi me muero», recordó María Luisa sobre ese inesperado episodio.
Lejos de enojarse, la animadora tuvo una conversación franca con su padre. «Papá, yo te entiendo. Si no crees que no soy empática contigo, yo entiendo que tengas necesidades biológicas. Yo te puedo pagar», le dijo entre risas.
La Solución: Contratar a una Trabajadora Sexual Especializada
Semanas después, el padre de María Luisa volvió a mencionar el tema, preguntándole si podía traer a una «amiga» a la casa. Fue entonces cuando María Luisa decidió tomar cartas en el asunto.
Según su relato, la animadora le pidió ayuda a sus colegas Leo Caprile y Julián Elfenbein para contactar a una trabajadora sexual especializada en atender a adultos mayores. Así fue como dieron con Antonia, una profesional recomendada por Caprile.
Una Solución Discreta y Empática
María Luisa organizó todo de manera discreta. Le explicó la situación a Antonia y le pidió que fuera a su casa cuando la empleada estuviera presente, pero ella se ausentaría por «razones lógicas». Dejó el pago en la entrada y se fue.
Al día siguiente, María Luisa se sorprendió al escuchar el comentario de su padre: «Llegué a una conclusión: si no hay amor, no funciona». Según la animadora, la señorita se llevó el cheque y su amor por su padre siguió siendo incondicional.
Una Historia de Empatía y Creatividad
La forma en que María Luisa Godoy abordó esta delicada situación familiar demuestra una sorprendente empatía y creatividad. Lejos de juzgar a su padre, supo entender sus necesidades y buscar una solución discreta y profesional que respetara la dignidad de todos los involucrados.
Esta historia nos recuerda que, incluso en los momentos más complejos, el amor y la comprensión pueden ser la mejor guía para encontrar soluciones.
