En un giro inesperado, la Municipalidad de La Unión ha rechazado rotundamente el proyecto del parque eólico El Rancho, una iniciativa de la empresa española FRV que pretende instalar 30 aerogeneradores e inyectar 216 megavatios al Sistema Eléctrico Nacional. La inversión total supera los 319 millones de dólares, pero su implementación enfrenta una fuerte oposición de las autoridades locales y las comunidades indígenas.
El alcalde de La Unión, Saturnino Quezada, ha sido categórico en su rechazo, argumentando que el parque eólico tendría un impacto devastador en el Sector El Huape, con intervenciones en el sistema sanitario rural, daños a bosques nativos, humedales y vertientes, además de generar un impacto visual y sonoro para los vecinos del sector Cordillera. Quezada también señala que el proyecto alteraría las costumbres de las comunidades indígenas de la zona.
Cuestionamientos del Servicio de Evaluación Ambiental
Pero el rechazo no solo proviene de las autoridades locales. El Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de Los Ríos también ha emitido un informe con observaciones significativas al proyecto. Entre ellas, se pide a la empresa aclarar por qué omitió el Plan de Acción Comunal de Cambio Climático de La Unión y tampoco acreditó el Plan de Desarrollo Comunal de La Unión y Paillaco.
Estos planes priorizan el fortalecimiento de la actividad silvoagropecuaria, la seguridad del agua potable rural y la calidad de vida de las comunidades rurales e indígenas. Al no abordar estos elementos, el SEA considera que el proyecto eólico resulta incongruente con las prioridades de desarrollo comunal vigentes.
Comunidades Indígenas se Oponen
Más allá de las observaciones técnicas, el proyecto también enfrenta el rechazo de las comunidades indígenas de la zona, quienes ven amenazadas sus tradiciones y formas de vida por la implementación del parque eólico.
La Municipalidad de La Unión, junto a su concejo municipal, han dejado en claro que no quieren que su comuna se convierta en una «zona de sacrificio» para proyectos que ponen en riesgo el delicado equilibrio ambiental y social de la región.
Con el Estudio de Impacto Ambiental aún en evaluación y las múltiples objeciones planteadas, el futuro del proyecto eólico El Rancho parece incierto. Las autoridades y las comunidades locales han dejado en claro que no están dispuestas a ceder ante los intereses económicos a costa de su patrimonio natural y cultural.