La reciente entrevista de Carla Jara en el programa «Podemos Hablar» de CHV ha generado una ola de reacciones, luego de que la ex «Mekano» abordara la incomodidad de su hijo Mariano frente a la relación de su padre con Camila Andrade.
En el programa, Jara reveló detalles del último viaje a Brasil que hizo su hijo junto a su padre y Camila, señalando que el menor le confesó que la pareja discutía con frecuencia y que él se sentía incómodo. Además, Carla explicó que a Mariano le costó aceptar esta nueva relación: «No había cariño, en realidad. Es difícil que un hijo quiera a la amante de su papá», aclaró.
Estas declaraciones han llevado a Camila Andrade a responder con cautela, manteniendo un perfil bajo y cuidando la privacidad del menor. «No me referiré a un menor de edad ni a situaciones que lo involucren, porque hacerlo vulnera sus derechos y lo expone innecesariamente», señaló la modelo.
Andrade añadió: «Solo puedo decir que siempre actué desde el cariño y el respeto». La modelo ha optado por no entrar en detalles sobre la situación, priorizando el bienestar del hijo de su pareja.
Respeto y Discreción
La reacción de Camila Andrade refleja una postura de respeto y discreción ante la delicada situación familiar. Al evitar referirse directamente a un menor de edad, la modelo demuestra su compromiso por proteger la privacidad y los derechos del niño, evitando exponerlo innecesariamente.
Este enfoque contrasta con la decisión de Carla Jara de compartir detalles sobre las interacciones de su hijo con la nueva pareja de su exesposo. Si bien la preocupación de una madre es comprensible, la exposición pública de un menor puede tener consecuencias negativas para su bienestar emocional.
Priorizar el Interés del Menor
En situaciones familiares complejas como esta, es fundamental que los adultos involucrados prioricen el interés y la protección de los menores. Camila Andrade ha optado por este camino, demostrando madurez y sensibilidad al evitar entrar en detalles que puedan afectar al hijo de su pareja.
Esta actitud de Andrade puede servir como un ejemplo de cómo abordar con tacto y responsabilidad las dinámicas familiares que involucran a niños, priorizando siempre su bienestar y su derecho a la privacidad.
