Chile vuelve a brillar en el escenario literario internacional, pero esta vez en un campo que a menudo pasa desapercibido en nuestro país: la ciencia ficción y la fantasía. Mi novela ‘Coagulación Necrótica Diseminada’ ha sido seleccionada como finalista en los 2025 International Latino Book Awards, una de las distinciones más prestigiosas para la literatura latina en Estados Unidos.
Estos premios, que se realizan anualmente, han considerado más de 120.000 títulos desde su creación y reconocen lo mejor de la narrativa en español. En los últimos años, autoras chilenas como Eva Van Kreimmer y Javiera López Donoso han sido galardonadas en la misma categoría en la que me encuentro nominado, demostrando que nuestra producción de ciencia ficción y fantasía tiene una voz propia y resonancia más allá de nuestras fronteras.
Un logro que merece ser celebrado
Sin embargo, en Chile estos logros pasan casi inadvertidos. Nos falta valorar que la literatura de género no solo entretiene, sino que también refleja nuestras tensiones sociales, políticas y culturales desde ángulos innovadores. El orgullo literario nacional no debería limitarse a los géneros «serios» o a premios europeos. Hay un Chile creativo que está siendo reconocido a nivel internacional y que merece visibilidad también en casa.
La importancia de la literatura de género
La ciencia ficción y la fantasía son mucho más que meras formas de entretenimiento. Estos géneros nos permiten explorar las implicaciones de los avances tecnológicos, cuestionar nuestros sistemas sociales y políticos, y proyectar escenarios futuros que nos ayuden a comprender mejor el presente. Al ser reconocidos en un prestigioso concurso internacional, los autores chilenos de estos géneros demuestran que nuestra creatividad y perspectiva tienen valor y relevancia a nivel global.
Es hora de que como país celebremos estos logros y reconozcamos la riqueza de nuestra literatura de género. Nuestros escritores merecen el mismo apoyo y visibilidad que aquellos que se destacan en los géneros más tradicionales. Solo así podremos fomentar una cultura literaria verdaderamente diversa y vibrante.
