Tras intensas negociaciones, Israel y Hamás han alcanzado un acuerdo de paz que pone fin a años de conflicto en la Franja de Gaza. Sin embargo, a pesar de los avances, el gobierno israelí se ha negado a liberar a algunos de los prisioneros más destacados de la organización palestina, incluido su líder carismático, Marwan Barghouti.
Según fuentes de Hamás, Israel no liberará a los miembros de la organización que participaron en los ataques del 7 de octubre de 2023, ni a líderes como Barghouti, quien cumple cinco cadenas perpetuas por su implicación en atentados que causaron la muerte de cinco civiles. Otros presos destacados, como Ahmed Sadat, Hasan Salameh y Abás al Sayed, tampoco serán parte del intercambio de prisioneros.
La popularidad de Barghouti y el dilema de Israel
Barghouti, de 66 años, es una figura clave en el movimiento palestino. A pesar de estar encarcelado desde 2002, encuestas han demostrado que sigue siendo el líder palestino más popular, con muchos votantes dispuestos a respaldarle por encima del actual presidente, Mahmoud Abbas, o de los líderes de Hamás.
Para Israel, la liberación de Barghouti supondría un dilema. Si bien su encarcelamiento ha sido un símbolo de la lucha contra el terrorismo, su popularidad y potencial liderazgo político representan una amenaza a la estabilidad de la región. Al negarse a liberarlo, Israel busca mantener el control sobre una figura clave del movimiento palestino.
Un acuerdo de paz con concesiones y desafíos
El acuerdo de paz alcanzado entre Israel y Hamás, impulsado por el presidente estadounidense Donald Trump, contempla la retirada de las tropas israelíes de la Franja de Gaza y la creación de un gobierno tecnocrático liderado por palestinos para administrar la región. Sin embargo, aún queda por definir la lista de los 1.950 prisioneros palestinos que serán liberados a cambio de los rehenes israelíes.
A pesar de los avances, la negativa de Israel a liberar a ciertos líderes de Hamás, como Barghouti, representa un desafío para la implementación del acuerdo y la reconciliación a largo plazo entre las partes. El futuro de la paz en Gaza dependerá de la capacidad de ambos bandos para encontrar un equilibrio entre sus intereses y las demandas de sus respectivas poblaciones.
