En un discurso contundente ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el presidente de Chile, Gabriel Boric, hizo un llamado urgente al progresismo mundial a no bajar los brazos ante las «amenazas» que enfrentan las democracias en la actualidad.
Boric encabezó la segunda edición de la reunión de Alto Nivel «En defensa de la democracia, combatiendo el extremismo», junto a los presidentes de Brasil, España, Uruguay y Colombia. En su alocución, el mandatario chileno resaltó que «solo no se salva nadie» y que la unidad y la acción colectiva son fundamentales para preservar los valores democráticos.
Nuevas Formas de Quiebre Democrático
Boric advirtió que los «quiebres de la democracia» ya no se producen necesariamente a través de golpes de Estado, como en el siglo pasado, sino que ahora se dan de manera más sutil, «poco a poco tomándose las instituciones, desprestigiando a quien piensa distinto, tratando al legítimo adversario como enemigo».
Como ejemplo, el presidente chileno mencionó el fallo judicial en contra del expresidente brasileño Jair Bolsonaro por intentar un golpe de Estado, lo que, según Boric, demuestra que la disputa política tiene «un límite» que no debe cruzarse.
Tres Ejes de Acción
Boric destacó los tres ejes centrales de la reunión: el fortalecimiento de la democracia y el multilateralismo, la regulación del entorno digital y la lucha contra la desinformación, y la reducción de las desigualdades como base de una democracia sólida. Recalcó que estos objetivos deben ser abordados no solo desde los liderazgos políticos, sino también desde la sociedad civil organizada.
Llamado a la Unidad Progresista
Boric hizo un llamado apasionado a la unidad del progresismo mundial, afirmando que «lo que hemos aprendido a lo largo de la historia de la humanidad y que se ha reforzado en el último tiempo con las pandemias, con las guerras, con las crisis migratorias, es que solo no se salva nadie».
El presidente chileno instó a sus pares a no bajar los brazos ante los «tiempos difíciles» y a trabajar juntos para construir «un mundo más justo, un mundo en donde prime la solidaridad, la fraternidad por sobre la competencia, la paz sobre la guerra».
Finalmente, Boric sugirió una reforma al multilateralismo que impulse un sistema nuevo de gobernanza internacional, adaptado a los desafíos del siglo XXI.