El Ministerio de Asuntos Exteriores de Brasil ha informado que no ha recibido aún los visados necesarios para que la delegación brasileña viaje a la sesión anual de la Asamblea General de la ONU, que comienza dentro de una semana. Ante esta situación, el gobierno brasileño ha reclamado a Estados Unidos (EE.UU.) la entrega de los visados, de acuerdo con sus obligaciones como país sede de la organización.
La Asamblea General de la ONU, que se celebrará a partir del 23 de septiembre en Nueva York, es un evento clave en el calendario diplomático internacional. Brasil recuerda que el tratado fundacional de la ONU de 1947 obliga a EE.UU. a aceptar la entrada de las delegaciones, otorgándoles inmunidad diplomática. Sin embargo, Washington ha impuesto restricciones a países considerados enemigos, como Irán, Venezuela o Corea del Norte, limitando su movilidad.
¿Efecto Bolsonaro?
Algunos analistas interpretan este incidente como un posible «efecto Bolsonaro», en referencia al expresidente brasileño Jair Bolsonaro, condenado a 27 años de prisión por su implicación en el golpe de Estado de enero de 2023. La decisión de EE.UU. de negar visados a miembros de la Autoridad Palestina y la OLP se ha visto como un gesto de represalia por el reconocimiento del Estado palestino por parte de varios países, incluyendo aliados de Washington.
En este contexto, un gesto análogo con Brasil sería interpretado como un reflejo del apoyo del expresidente estadounidense Donald Trump a Bolsonaro. Desde el Ministerio brasileño han advertido que «no cabe esperar que no lo haga» y han recordado que de lo contrario caben «acciones legales», según recoge el diario ‘Folha de Sao Paulo’.
Implicaciones diplomáticas y legales
La negativa de EE.UU. a otorgar los visados a la delegación brasileña podría tener serias implicaciones diplomáticas y legales. El tratado fundacional de la ONU prohíbe expresamente a Washington vetar la entrada de las delegaciones, lo que podría dar pie a acciones legales por parte de Brasil.
Más allá de las consecuencias jurídicas, este incidente refleja las tensiones entre Brasil y EE.UU. en un contexto político cambiante. La disputa por los visados pone de manifiesto la complejidad de las relaciones internacionales y la necesidad de respetar los acuerdos y obligaciones multilaterales, incluso cuando existen diferencias ideológicas o políticas entre los países.