En una decisión histórica, el máximo tribunal de Brasil ha condenado al expresidente Jair Bolsonaro a 27 años y 3 meses de prisión por su papel en un intento de golpe de Estado contra el actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva. El juez relator consideró que Bolsonaro lideró una «organización criminal» que conspiraba para impedir la transición pacífica del poder tras las elecciones de 2022.
Desde el Partido Socialista, han valorado esta sentencia como «un soplo de aire fresco en un día triste para los chilenos», en referencia al golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende en 1973. Señalan que este fallo «debe ser una señal no solo para Brasil, sino para todo el hemisferio, en tiempos en que la democracia está bajo asedio».
Protección de la Democracia
El Partido Socialista ha reiterado su «firme repudio a las declaraciones y acciones intimidatorias de cualquier potencia extranjera orientadas a interferir con las decisiones soberanas de la justicia de Brasil». Esta condena envía un mensaje claro de que los intentos de socavar la democracia no serán tolerados.
Analistas señalan que esta sentencia tiene implicaciones más amplias para la región, donde algunos líderes populistas han cuestionado los resultados electorales y buscado mantenerse en el poder por la fuerza. La decisión del tribunal brasileño sienta un precedente importante para la protección del orden constitucional y los procesos democráticos.
Si bien la lucha por la democracia sigue siendo un desafío constante, este fallo representa un triunfo significativo para el Estado de Derecho en Brasil y un recordatorio de que nadie está por encima de la ley, ni siquiera los exmandatarios.