En un caso que ha conmocionado a Australia, Erin Patterson, de 50 años, ha sido condenada a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por asesinar a tres de sus familiares y intentar matar a un cuarto en 2023.
La tragedia se desencadenó cuando Patterson convocó a sus ex suegros, Don y Gail Patterson, y a la hermana y el cuñado de Gail, Heather e Ian Wilkson, a una cena en su casa de la localidad rural de Leongatha, en Victoria. Su exmarido, Simon Patterson, con quien tiene dos hijos en común, también fue invitado pero no acudió.
Según el juez del Tribunal Supremo del estado de Victoria, Christopher William Beale, la acusada les sirvió un plato preparado con hongos venenosos, específicamente la ‘amanita phalloides’, también conocida como oronja verde, una de las setas más letales.
Una mentira que no convenció al jurado
Beale afirmó que el jurado no creyó la «vaga historia sobre una compra en una tienda asiática» relatada por Patterson, a la que calificó como «una mentira».
Tras sentirse gravemente enfermos después del banquete, los cuatro invitados acudieron al hospital. Lamentablemente, Don y Gail Patterson, de 70 años, y Heather Wilkinson, de 66, fallecieron entre el 4 y el 5 de agosto de 2023, mientras que Ian Wilkinson fue el único superviviente.
Una sentencia ejemplar
El juez subrayó que, aunque la posibilidad de rehabilitación es un elemento a tener en cuenta, en el caso de Patterson su relevancia quedó relegada por la extrema gravedad de los crímenes cometidos y la premeditación sustancial.
Beale advirtió que la notoriedad alcanzada por el caso de Patterson, amplificada por la intensa cobertura mediática y los proyectos editoriales y audiovisuales en marcha, podría condicionar de forma permanente su vida en prisión.
Finalmente, Erin Patterson fue condenada a cadena perpetua con un período mínimo de 33 años de prisión sin posibilidad de libertad condicional, una sentencia ejemplar que refleja la gravedad de sus actos.