El León de San Marcos, la emblemática escultura que simboliza a la ciudad de Venecia (Italia), ha sido objeto de intenso análisis y debate durante años. A pesar de ser uno de los iconos más reconocibles de la ciudad, su origen sigue envuelto en un misterio que ha intrigado a historiadores y arqueólogos por igual.
Según un reciente estudio publicado en la revista Antiquity, la estatua podría haber sido traída desde China durante un viaje que posiblemente involucró al padre del famoso explorador Marco Polo. Los investigadores analizaron los isótopos de plomo en muestras de la escultura y descubrieron que el mineral de cobre provenía de la cuenca del río Yangtsé, mucho más al este de lo que se creía anteriormente.
¿Un León o un Zhenmushou?
Pero el hallazgo más sorprendente es que la pieza podría no ser un león en absoluto, sino más bien una escultura guardiana de tumbas chinas llamada zhenmushou, de la dinastía Tang (618-907 d.C.). Estas criaturas híbridas comparten características como hocicos leoninos, melenas llameantes, cuernos y alas levantadas, orejas puntiagudas y rasgos faciales parcialmente humanizados, muy similares a las del León de Venecia.
Los expertos consideran que los Polo, padre y tío de Marco Polo, pudieron haber tenido la idea audaz de readaptar esta escultura china en un plausible León Alado para llevarla a Venecia, donde la antigua República había adoptado al león como símbolo.
Un Viaje Accidentado
El León de Venecia ha tenido un viaje accidentado a lo largo de los siglos. Tras la derrota de la República de Venecia en 1797, el general francés Napoleón Bonaparte lo trasladó a París, donde fue fragmentado en piezas. No fue hasta 1815 que la escultura regresó a su hogar en Venecia.
A pesar de los siglos de historia y las múltiples transformaciones que ha sufrido, el León de San Marcos sigue siendo uno de los símbolos más icónicos de la ciudad de Venecia, cautivando a millones de visitantes cada año. Su misterioso origen solo agrega más fascinación a esta imponente y enigmática escultura.
