En una cumbre reciente en China, una imagen peculiar se viralizó rápidamente: un empleado borrando cuidadosamente todo rastro de la presencia de Kim Jong Un en un sillón, segundos después de que el líder norcoreano se retirara del lugar.
Según Reuters, este protocolo especial tiene como objetivo evitar que el ADN de Kim pueda ser analizado por países extranjeros, incluyendo a sus propios aliados China y Rusia. De hecho, el diario japonés Nikkei reveló en 2019 que el tren en el que viaja Kim cuenta con un baño totalmente privado para él, con el fin de impedir que se filtren sus restos biológicos.
Aislamiento Total del Líder Supremo
La condición física y los movimientos de Kim Jong Un son de suma importancia para el régimen norcoreano. Corea del Norte hace «un esfuerzo particular por aislar todo lo relacionado con eso, como el cabello y el excremento», según expertos citados por Reuters.
Este protocolo de limpieza exhaustiva se aplica no solo en las reuniones oficiales, sino también en hoteles y restaurantes que pueda visitar Kim fuera de su país. La idea es evitar a toda costa que se filtre cualquier información sobre la salud y actividades del líder supremo.
¿Por qué Tanta Obsesión por Ocultar Rastros?
Para entender la lógica detrás de estos extremos protocolos de seguridad, hay que considerar el contexto político y la fragilidad del régimen norcoreano. La condición física de Kim Jong Un tiene un «gran impacto» en la estabilidad del gobierno, ya que cualquier signo de debilidad o enfermedad podría desencadenar una crisis de sucesión.
Desde esta perspectiva, la obsesión por ocultar hasta el más mínimo rastro de Kim se explica por la necesidad del régimen de mantener una imagen de fortaleza y control absoluto, tanto a nivel interno como en la escena internacional. Cualquier filtración de información podría ser interpretada como una señal de vulnerabilidad que pondría en riesgo la legitimidad del liderazgo.
Un Secretismo Extremo
Los esfuerzos de Corea del Norte por mantener en secreto todo lo relacionado con Kim Jong Un van más allá de la limpieza de rastros físicos. El régimen también ha sido acusado de censurar y controlar estrictamente la información que sale de sus fronteras, limitando el acceso de los medios extranjeros y restringiendo el uso de internet y las comunicaciones.
Este nivel de secretismo extremo refleja la fragilidad del sistema político norcoreano y la paranoia del régimen por preservar el culto a la personalidad que gira en torno a su líder supremo. Mientras Kim Jong Un mantenga el control, Corea del Norte continuará aplicando estos protocolos de seguridad tan peculiares y meticulosos.
