En un acto de rebeldía contra las políticas de la Administración Trump, los estados demócratas de California, Oregon y Washington han anunciado la creación de una Alianza de Salud de la Costa Oeste. Esta alianza coordinará las recomendaciones de vacunación para los tres estados, desafiando los cambios que la Casa Blanca está impulsando en los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).
En una declaración conjunta, los gobernadores Gavin Newsom, Tina Kotek y Bob Ferguson acusaron al presidente Donald Trump de haber convertido a los CDC en una «herramienta política», lo que tendrá «graves consecuencias para la salud» de los estadounidenses. Según los mandatarios, el «despido masivo de médicos y científicos de los CDC» y la «flagrante politización de la agencia» constituyen un «ataque directo a la salud y la seguridad del pueblo estadounidense».
En respuesta a estas acciones, la nueva alianza de la Costa Oeste se propone garantizar que las políticas de salud pública de estos tres estados se basen en recomendaciones de expertos médicos y líderes de salud pública de confianza, en lugar de en la agenda política de la Casa Blanca.
Rechazo a los Cambios de Trump en los CDC
La creación de esta alianza se produce después de que el presidente Trump despidiera a la directora de los CDC, Susan Monarez, quien alegó que su despido carecía de «fundamento científico» y se debía a que se opuso a acatar «órdenes imprudentes» sobre vacunas.
Recientemente, la Administración Trump ha impulsado una serie de cambios en los CDC, incluyendo la cancelación de 22 proyectos de desarrollo de vacunas de ARN mensajero por un valor de 500 millones de dólares. Esto se produce en el contexto de los esfuerzos de los republicanos en Florida por acabar con la obligatoriedad de las vacunas en ese estado.
Garantizar la Salud Pública Basada en la Ciencia
Al crear esta alianza, los gobernadores demócratas de la Costa Oeste buscan asegurar que las políticas de salud pública de sus estados se mantengan alineadas con las recomendaciones de los expertos médicos y científicos, en lugar de verse influenciadas por la agenda política de la Casa Blanca.
Esta iniciativa representa un desafío directo a los intentos del presidente Trump de socavar la credibilidad y la independencia de los CDC, una agencia clave para la protección de la salud pública en Estados Unidos.