En un giro inesperado, el abogado de Rosario Bravo, Juan Pablo Zamora, ha revelado públicamente los intrincados detalles de la millonaria deuda que su representada mantiene con el animador Daniel Fuenzalida. Según Zamora, la controversia se remonta a los compromisos comerciales que ambos compartieron durante el desarrollo del pódcast ¿Cómo están los weones?, proyecto que finalmente llegó a su fin tras un quiebre personal y profesional entre las partes.
De acuerdo con Bravo, el monto inicial de la deuda era de aproximadamente 50 millones de pesos, pero con el paso de las semanas ha escalado hasta los 65 millones, generando una gran controversia en torno a la situación. Zamora explicó que el conflicto se agravó cuando Fuenzalida inscribió la marca a su nombre, un hecho que inicialmente incomodó a Bravo, aunque posteriormente lo perdonó tras la devolución del registro. Sin embargo, este gesto no logró resolver el trasfondo del problema económico.
Aplicación de Moda Circular: Otra Fuente de Disputa
Según el abogado, la controversia también incluye un proyecto vinculado a una aplicación sobre moda circular. En este caso, Fuenzalida habría ofrecido a Bravo el 25% de la sociedad a cambio de su trabajo, acuerdo que se formalizó en una compraventa de acciones. No obstante, la influencer nunca fue incorporada oficialmente como socia, a pesar de haber cumplido con aportes y responsabilidades como tal.
Zamora subrayó que Rosario incluso desembolsó un millón de pesos como aporte de capital cuando la aplicación enfrentaba problemas, creyendo que era parte formal de la sociedad. Sin embargo, al no haberse concretado los trámites, quedó en una situación de desventaja, trabajando y aportando como socia sin llegar a serlo jurídicamente.
Acceso a la Información Clave
Finalmente, el abogado enfatizó que resulta crucial acceder a la carpeta tributaria que permanece en manos de Fuenzalida. Según Zamora, solo con la información consolidada se podrá determinar con claridad los ingresos generados por el pódcast y lo que corresponde a cada parte, ya que los montos involucrados son significativos y no pueden ser verificados únicamente con facturas aisladas.
La disputa entre Bravo y Fuenzalida ha escalado hasta el punto de estar ad portas de un proceso judicial, con ambas partes manteniendo posturas firmes sobre la existencia de deudas pendientes. Este caso pone de manifiesto la importancia de la transparencia y la formalización de acuerdos comerciales, incluso entre personas cercanas, para evitar conflictos de esta magnitud.