En un mundo saturado de opciones publicitarias, la radio emerge como un medio poderoso y confiable que ofrece a las marcas un retorno de inversión excepcional. Según un estudio de Ipsos, la publicidad en radio logra los objetivos comerciales de las empresas con un retorno de al menos 6 veces en promedio.
La clave radica en la profunda conexión emocional que la radio establece con su audiencia. Marco Tapia, director de Medición de Audiencias en Ipsos Chile, explica que la confianza en la radio «no se basa únicamente en su capacidad de informar, sino que nace de un vínculo emocional profundo y personal, que trasciende lo meramente funcional». Este vínculo hace que la publicidad se integre de manera «mucho más orgánica y sutil», siendo percibida como «más llevadora» y sin generar rechazo.
Alcance Masivo y Fidelidad de Audiencia
La radio cuenta con un alcance masivo, llegando a más de 12 millones de personas mayores de 15 años semanalmente. Además, el 72% de quienes se trasladan en automóvil particular son auditores de radio, lo que la convierte en un medio cautivo y de gran impacto.
Pero no solo se trata de alcance, sino también de confianza. 4 de cada 5 personas califican a la radio como «confiable» o «muy confiable», y la consideran un aliado en tiempos de incertidumbre o crisis, como lo demostró el 84% de la población que acudió a la radio durante el apagón del 25 de febrero.
Publicidad Efectiva y Afectiva
Esta combinación de alcance, confianza y vínculo emocional hace que la publicidad en radio sea recibida con mayor apertura y menor resistencia por parte de la audiencia. Cada aviso radial capta, en promedio, a al menos 3 potenciales clientes en el sitio web del anunciante.
En palabras de Tapia, «cuando una marca comunica a través de la radio, no está simplemente interrumpiendo un programa; está siendo presentada por una fuente confiable. La credibilidad y el afecto que el auditor siente por el medio se transfieren, por un efecto de halo, a los mensajes publicitarios que este transmite».
En resumen, la radio ofrece a las marcas un contexto de confianza inigualable, convirtiendo a la publicidad en un activo «invaluable» para lograr sus objetivos comerciales.
