El Megapuerto de Corío, una de las iniciativas portuarias más ambiciosas del sur de Perú, se ha convertido en el centro de una tempestad política, administrativa y técnica que ha elevado el pulso en el sector logístico regional. En un giro inesperado, la Autoridad Portuaria Nacional (APN) suspendió la autorización clave para la ejecución del megaproyecto tan solo cinco días después de otorgarla, despertando el interés de Chile, que sigue de cerca el desarrollo de Corío por considerarlo una infraestructura capaz de cambiar el mapa del comercio marítimo en Sudamérica.
La decisión de la APN de suspender la autorización se produjo tras una solicitud urgente del gobernador regional de Arequipa, Rohel Sánchez, quien denunció supuestas irregularidades en la concesión. Entre los puntos destacados por Sánchez, se cuestiona la experiencia portuaria de los miembros del consorcio responsable de la propuesta, así como el hecho de que la APN habría procedido ignorando compromisos adoptados en el VIII Consejo de Estado Regional (CER), donde se había acordado aguardar la conclusión de un estudio de demanda de transporte marítimo para el sur peruano antes de avanzar en la planificación del Puerto de Corío.
Un Proyecto Controvertido y Estratégico
El derrotero de Corío no ha estado exento de trámites y obstáculos. Desde su presentación en 2024, el proyecto ha afrontado múltiples observaciones por parte de las direcciones técnicas de la APN, especialmente en cuanto a la falta de proyecciones coherentes de tráfico marítimo. Tras una ronda de actualizaciones y subsanación de observaciones, la APN finalmente aprobó la viabilidad técnica del proyecto, pero la intervención del gobernador regional y la necesidad de un análisis de costo-beneficio han llevado a la suspensión de la autorización.
La magnitud de la obra propuesta en Arequipa ha generado expectativas mucho más allá del ámbito peruano. El megaproyecto prevé una inversión de 7 mil millones de dólares, una profundidad de 28 metros que superaría ampliamente la de otros puertos de la región, y una capacidad de hasta 100 millones de toneladas de carga anual. Estas cifras igualarían la movilización conjunta de las terminales de Callao y San Antonio, en Chile.
La Disputa Estratégica con Chile
El potencial de Corío ha sido interpretado por analistas y exfuncionarios chilenos como una amenaza estratégica. El expresidente chileno Eduardo Frei advirtió que la modernización de puertos en su país había quedado rezagada y que, tras la inauguración de Chancay y la inminente apertura de Corío, «vamos a quedar fuera, vamos a hacer cabotaje».
Las características técnicas y la ubicación geográfica de Corío lo proyectan como un «hub» para carga de Brasil, Bolivia, Argentina y el sur del Perú, consolidando a Arequipa como eje logístico. Esto ha despertado el interés de actores internacionales, como China, Estados Unidos y Portugal, que han detectado el potencial de la obra.
Desafíos y Oportunidades
La Autoridad Portuaria Nacional considera esencial un estudio de demanda para definir las proyecciones de carga y la conveniencia económica de la obra. Además, la profundidad de 28 metros en Punta de Bombón podría elevar significativamente los costes de construcción, aspecto que necesita un sólido sustento financiero para avanzar.
Sin embargo, el Megapuerto de Corío se integraría a un mapa más amplio de modernización portuaria en Perú, que abarca terminales en Chancay, Matarani y Callao, junto con nuevas iniciativas en Lambayeque y Tacna. La articulación de redes viales y ferroviarias desempeña un papel clave, con planes para integrar zonas mineras y fortalecer la posición del país en el comercio global.
Por ahora, el futuro inmediato del puerto de Corío depende de la finalización de los estudios ordenados y del análisis de costo/beneficio que acaba de exigir la autoridad portuaria. El consorcio espera una determinación clara que podría definir el rumbo del proyecto más observado por la competencia portuaria chilena.