La reestructuración del mapa electoral de Texas se ha convertido en un campo de batalla entre demócratas y republicanos, con altos niveles de tensión y estrategias audaces por ambos lados.
El gobernador republicano de Texas, Greg Abbott, ha amenazado con destituir a los legisladores demócratas que abandonaron el estado para evitar una votación sobre un proyecto que cambiaría la distribución de los distritos electorales. Más de 50 miembros demócratas de la Legislatura de Texas bloquearon el quórum necesario para la votación, huyendo a estados controlados por su partido como Illinois y Nueva York.
La Batalla por los Distritos
El proyecto impulsado por los republicanos busca redefinir los límites de los distritos electorales de Texas, lo que según analistas podría darles hasta cinco escaños adicionales en la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Esto sería crucial, ya que los republicanos actualmente tienen una estrecha mayoría de 219 a 212 sobre los demócratas.
Desde la perspectiva demócrata, estos cambios en los distritos son «racistas» y buscan «robarles el poder y la voz» a las comunidades hispanas, que tradicionalmente se han inclinado hacia el Partido Demócrata en Texas.
Estrategias Cruzadas
Mientras los republicanos acusan a los demócratas de «huir» y «servirse a sí mismos», la gobernadora demócrata de Nueva York, Kathy Hochul, ha advertido que no tolerarán un «robo a mano armada moderno» de la democracia. Por su parte, el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, ha planteado convocar elecciones especiales para revisar la distribución de distritos en su estado.
La batalla por el mapa electoral de Texas se ha convertido en un enfrentamiento de alto impacto político, con implicaciones que van más allá de las fronteras del estado y que podrían tener un efecto decisivo en las elecciones de 2026.