El alcalde de Santiago, Mario Desbordes (RN), ha denunciado una presunta coordinación política «financiada por personas adultas» que estaría detrás de las protestas violentas protagonizadas por un grupo reducido de estudiantes en algunos establecimientos emblemáticos de la capital.
Según Desbordes, existe un pequeño grupo de estudiantes que «cree en la violencia, que tiene un discurso nostálgico de la revolución de los 60» y que «ve con ojos nostálgicos el intento de revolución del 2019». Este grupo, afirma el alcalde, recurre a acciones como la toma de metros y el lanzamiento de bombas molotov, especialmente en el Instituto Nacional, donde el año pasado se registraron 600 ataques de este tipo.
Críticas a la administración anterior
Desbordes acusa a la administración anterior, encabezada por la exalcaldesa Hassler, de haber sido permisiva y probablemente cómplice con estos grupos violentos. Según el alcalde, Hassler se opuso a la aplicación de la Ley de Aula Segura cuando era concejala y no la quiso aplicar cuando era alcaldesa. Además, señala que el Partido Comunista y el Frente Amplio se han opuesto a «todas las normas que buscan enfrentar a este tipo de grupos violentos».
Petitorios «exagerados» y falta de voluntad de diálogo
Desbordes también critica los petitorios «exagerados» que algunos establecimientos en toma le han presentado, como la derogación del sistema de financiamiento de la educación pública, algo que, según él, es evidente que no es un resorte de un alcalde. Para el jefe comunal, esto demuestra que estos grupos «no quieren llegar a acuerdos».
Menos afinidad con la actual alcaldía
Consultado sobre si la situación de violencia ha vuelto a ocurrir debido a una menor afinidad con su administración, Desbordes aseguró que «no hay duda que es así». Según el alcalde, durante la administración de Hassler los episodios de violencia bajaron «porque había cierta afinidad con la alcaldesa».
En resumen, el alcalde Desbordes ha denunciado una supuesta coordinación política y financiamiento de adultos detrás de las protestas violentas en algunos liceos emblemáticos de Santiago, criticando además la actitud permisiva de la administración anterior y la falta de voluntad de diálogo de los grupos involucrados.
