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Joven con discapacidad relata angustiante experiencia en el aeropuerto de Santiago

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Joven con discapacidad relata angustiante experiencia en el aeropuerto de Santiago

Catalina Poza, una joven estudiante de Periodismo que se moviliza en silla de ruedas, vivió una experiencia sumamente angustiante durante su paso por el Aeropuerto de Santiago. A través de sus redes sociales, la influencer relató los múltiples problemas que enfrentó, desde la falta de asistencia hasta la incertidumbre de no saber dónde pasar la noche.

Catalina, quien tiene un brazo amputado y una malformación congénita en la mano, necesitaba asistencia para viajar. Sin embargo, desde el momento del check-in, los funcionarios del aeropuerto no le creyeron que su silla de ruedas no tenía batería, lo que le impidió viajar en modo eléctrico. Esto fue solo el comienzo de una serie de problemas que la joven enfrentaría.

Angustia y desamparo en el aeropuerto

Al llegar al sector de asistencia para personas con movilidad reducida, Catalina asegura que el personal no se dirigía a ella, sino a su acompañante. Finalmente, le brindaron la ayuda, pero su amiga tuvo que regresar a Viña del Mar, dejándola sola.

La situación se complicó aún más cuando el vuelo de regreso a Coyhaique tuvo que dar vueltas por mal tiempo y finalmente regresar a Santiago. Catalina sufrió un ataque de pánico en pleno vuelo, ya que no tenía a nadie que la asistiera en la capital.

A su llegada a Santiago, la aerolínea Latam se negó a hacerse cargo de su hospedaje y alimentación, dejándola en una situación de total desamparo. Catalina relata que pasó horas intentando que alguien de la aerolínea la asistiera para ir al baño, pero recibió respuestas evasivas y poco empáticas.

La amabilidad de extraños

En medio de esta angustiante situación, Catalina recibió el apoyo de un matrimonio que viajaba con ella en el avión. Ellos la abrazaron y consolaron durante su ataque de pánico, y se quedaron acompañándola hasta que finalmente pudo llegar a un hotel.

Fue en el hotel Fundador donde Catalina encontró la atención y comodidad que había estado buscando. El personal se preocupó por sus necesidades, le dio a elegir la habitación más adecuada y le ofreció cena tanto a ella como a su amiga que la acompañó.

«En ese momento me pongo a llorar, porque de verdad que de tantas cosas malas, fue un alivio», expresó Catalina, quien agradeció la amabilidad de estos extraños que la apoyaron cuando más lo necesitaba.

Un llamado a mejorar los protocolos

La principal preocupación de Catalina es que las empresas, especialmente las aerolíneas, cuenten con protocolos adecuados para atender a personas con discapacidad. Ella espera que su experiencia sirva para visibilizar esta problemática y generar cambios que eviten que otros viajeros pasen por situaciones similares.

«No quiero que ninguna persona con discapacidad sufra lo que sufrí yo», concluyó Catalina, quien confía que su relato ayude a generar conciencia y mejoras en la atención a personas con movilidad reducida en los aeropuertos.

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