En la comuna de Penco, históricamente conocida por su vocación pesquera y turística, se debate hoy uno de los proyectos más ambiciosos de la zona sur: la extracción de tierras raras por parte de la empresa Aclara. Con una proyección de más de 1.700 toneladas anuales, esta iniciativa pretende posicionar a Penco como proveedor del 1% de estos minerales a nivel mundial, fundamentales para la fabricación de tecnologías limpias como autos eléctricos y turbinas eólicas.
La minería ha sido tradicionalmente el motor de la economía chilena, especialmente en el norte del país, donde es símbolo de identidad. Sin embargo, en la región del Biobío, la industria minera es más bien un recuerdo, reemplazada por el dominio de las forestales y la pesca. El proyecto de Aclara plantea entonces una pregunta clave: ¿es posible una minería sustentable en una comuna que nunca ha tenido una cultura minera?
Promesas de una minería limpia
Aclara promete una minería diferente a la tradicional, sin tronaduras, sin uso de explosivos, reciclando el 100% del agua utilizada y respetando la flora y fauna local. A simple vista, parece un nuevo paradigma en comparación a los métodos mineros convencionales.
Sin embargo, la desconfianza persiste en una comuna que se identifica fuertemente con la pesca y el turismo. La idea de una transnacional explotando los cerros de Penco despierta temores legítimos: pérdida de biodiversidad, afectación del bosque nativo, contaminación y la temida etiqueta de «zona de sacrificio».
Identidad local en disputa
Lo que realmente sorprende es que, pese a las innumerables observaciones, el rechazo unánime del municipio y de gran parte de la comunidad, y el término anticipado del proceso por falta de información, el proyecto de Aclara no pierde fuerza. Por el contrario, cada crítica parece reforzarlo aún más, como si avanzara no a pesar de los «peros», sino gracias a ellos.
El gran desafío que enfrenta Aclara radica en cambiar la identidad local. Y cambiar una identidad difícilmente se logra con una ley, un proyecto o cualquier medida técnica. Se requiere un diálogo profundo, respeto por la historia, atención a las inquietudes de las comunidades y una construcción conjunta que vaya más allá de la imposición.
¿Penco, una nueva comuna minera?
La respuesta a la pregunta planteada aún está por definirse. Lo que sí es innegable es que la conexión con la comunidad local es clave para que un proyecto de esta naturaleza pueda avanzar sin generar resistencia. Con esto último, surge otra gran interrogante: ¿Es posible que la comuna de Penco cambie de identidad y se convierta en un polo minero sustentable?
El futuro de Penco se encuentra en un punto de inflexión, donde la promesa de una minería limpia y el desarrollo económico se enfrentan a la preservación de la identidad local y la protección del medio ambiente. Solo el tiempo y un diálogo abierto y respetuoso entre la empresa, el municipio y la comunidad podrán determinar si Penco logrará transformarse en una nueva comuna minera.