En un giro inesperado, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha reducido drásticamente el plazo que había otorgado a Rusia para llegar a un acuerdo de paz con Ucrania. Ahora, el Kremlin tiene solo 10 días para evitar que Washington imponga aranceles de hasta el 100% sobre sus exportaciones.
En declaraciones a bordo del Air Force One, Trump reafirmó que el presidente ruso, Vladimir Putin, tiene este breve margen de tiempo para poner fin a la guerra en Ucrania. «No he recibido respuesta. Es una pena», lamentó el mandatario estadounidense, quien se mostró «decepcionado» con la falta de compromiso de Rusia.
Cifras alarmantes de bajas
Según Trump, las cifras de muertos por la guerra se han duplicado en las últimas semanas. «Antes les decía que mueren 5.000 personas a la semana. Ahora mueren 7.000, en su mayoría soldados ucranianos y rusos, pero también civiles por las bombas que les han caído encima», aseguró.
Esta escalada de violencia ha llevado a Trump a endurecer su postura y exigir una solución inmediata. «No hay razón para esperar. No estamos viendo ningún progreso», reiteró, dejando claro que la paciencia de Washington se ha agotado.
Rusia se mantiene firme
Por su parte, el Gobierno ruso ha respondido a las declaraciones de Trump. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, afirmó que Rusia «toma nota» del nuevo ultimátum, pero subrayó que la «operación militar especial» en Ucrania continuará.
De hecho, el exmandatario ruso Dmitri Medvédev criticó duramente la postura de Trump, advirtiendo que cada «nuevo ultimátum es un paso hacia la guerra» y que Rusia no es «ni Israel ni Irán».
Carrera contrarreloj
Con el reloj en marcha, Putin se enfrenta a una difícil decisión: ceder a las exigencias de Trump y llegar a un acuerdo de paz con Ucrania, o mantener su posición y arriesgarse a sufrir las consecuencias económicas de las sanciones estadounidenses. La presión internacional sobre Rusia aumenta, y el mundo observa con atención el desenlace de esta carrera contrarreloj.
