Sorprendentes revelaciones han sacudido la historia de las relaciones entre Argentina y Chile durante la década de los 70. Documentos recientemente desclasificados afirman que el gobierno de Juan Perón y su esposa Isabel vendieron de forma encubierta una importante cantidad de armamento a la dictadura de Augusto Pinochet entre 1973 y 1974.
Según los decretos 382 y 1140 desenterrados, la venta incluyó miles de proyectiles para fusiles de combate FAL, 2.000 pistolas ametralladoras PAM y 6.000 pistolas Browning calibre 9 mm, entre otros elementos bélicos. El monto total de estas transacciones secretas se estima en 3,5 millones de dólares de la época, equivalentes a unos 24 millones de dólares actuales.
Una Estrategia Geopolítica Cuestionable
Para el historiador y analista político argentino Rosendo Fraga, estas entregas de armas fueron «coherentes con la estrategia de Perón, quien había visto que se venían regímenes de derecha en América Latina». Sin embargo, esta postura ha sido ampliamente criticada por su evidente contradicción con los principios democráticos y de no intervención que Perón había defendido en el pasado.
Según el académico Eduardo López, un representante oficial de Perón llegó a Chile en 1973 para brindar «ayuda material y el respaldo argentino a la Junta Militar» que había derrocado al presidente Salvador Allende. Esto sugiere una complicidad política que trasciende la mera transacción comercial de armamento.
Un Legado Oscuro que Persiste
Estas revelaciones se suman a los recientes fallos judiciales que han obligado a los herederos de Pinochet a devolver 16 millones de dólares sustraídos de fondos públicos durante su dictadura. Queda claro que los vínculos entre Perón y Pinochet fueron mucho más profundos y siniestros de lo que se creía, dejando un legado de corrupción y violación de derechos humanos que aún resuena en la región.
La desclasificación de estos documentos abre nuevas interrogantes sobre el papel que jugaron los líderes políticos de la época en el apoyo encubierto a regímenes autoritarios. Sin duda, este oscuro capítulo de la historia exige una profunda reflexión sobre la responsabilidad y la rendición de cuentas de quienes detentan el poder.