La situación en la frontera entre Tailandia y Camboya se ha vuelto cada vez más volátil, con enfrentamientos que ya han dejado 15 muertos y más de 140.000 personas evacuadas. El primer ministro interino de Tailandia, Phumtham Wechayachai, advirtió que estos incidentes «podrían derivar en una guerra» entre ambas naciones.
Según Phumtham, las tropas camboyanas iniciaron el conflicto el jueves, lo que obligó al Ejército tailandés a intervenir para «defender la soberanía» del país. Sin embargo, la posición camboyana es que fue Tailandia quien comenzó los ataques. El gobierno de Nom Pen acusa a Tailandia de disparar cohetes que impactaron en zonas residenciales y un hospital, algo que Phumtham niega rotundamente.
Una Respuesta «Proporcionada y Exclusiva»
En respuesta, Tailandia ha bombardeado con aviones F-16 varios objetivos militares en territorio camboyano. Maratee Nalita, portavoz del centro tailandés que vigila la frontera, afirmó que la «respuesta tailandesa fue clara, proporcionada y exclusivamente contra objetivos militares».
Según los últimos datos, el conflicto ha dejado 14 muertos (13 civiles y 1 soldado) y 45 heridos (30 civiles y 15 soldados) en el bando tailandés. Por su parte, Camboya solo ha informado de un civil muerto y cinco heridos, con más de 3.400 familias desplazadas.
Una Tensión Histórica
La disputa territorial entre Tailandia y Camboya no es nueva. Entre 2008 y 2011, una treintena de personas murieron en enfrentamientos militares en torno al templo hindú de Preah Vihear. Hasta ahora, estos conflictos se habían abordado principalmente por la vía diplomática.
Sin embargo, la escalada actual parece haber superado ese marco, con el primer ministro tailandés advirtiendo que la situación «podría derivar en una guerra». Esto plantea serias preocupaciones sobre la posibilidad de un conflicto armado abierto entre estos dos países vecinos.
¿Hacia una Guerra Abierta?
La pregunta clave es si los líderes de Tailandia y Camboya podrán contener la situación y volver a la vía diplomática, o si los enfrentamientos continuarán escalando hasta desencadenar una guerra a gran escala. La estabilidad regional y el bienestar de las poblaciones fronterizas dependen de que prevalezca la prudencia y la voluntad de negociar una solución pacífica.
