En muchas regiones de Latinoamérica, incluidas zonas de Chile, la producción agrícola se enfrenta a un desafío constante: la desconexión. Áreas sin cobertura celular, clima impredecible y acceso limitado al agua dificultan la toma de decisiones en el campo. Un error en el riego o en el momento de siembra puede traducirse en miles de hectáreas perdidas. Pero la tecnología está aquí para cambiar el juego.
Gracias a soluciones de conectividad satelital de bajo costo, como las ofrecidas por Myriota, los agricultores ahora pueden monitorear de forma remota el comportamiento del suelo y el clima local. Estos dispositivos autónomos miden variables clave como la humedad del suelo, la temperatura y la salinidad, enviando los datos directamente vía satélite, sin necesidad de infraestructura terrestre.
Más Control sobre el Suelo, el Agua y el Clima
Con esta información precisa, el uso del agua se vuelve más racional, evitando el desperdicio y reduciendo los costos, algo esencial en estas regiones. Además, tener acceso a datos confiables ayuda a los agricultores a elegir los cultivos más adecuados para las condiciones locales, planificar el manejo del suelo y anticipar riesgos climáticos como sequías o calor extremo.
Todo ello contribuye a aumentar la productividad y la sostenibilidad, especialmente para los pequeños agricultores que hasta ahora tenían un acceso limitado a dicha información. Esta tecnología ofrece una solución sencilla y accesible sin necesidad de infraestructuras complejas, lo que la hace viable para los agricultores familiares, las cooperativas y los proyectos de agricultura regenerativa.
Eficiencia Operativa y Ventaja Competitiva
Además, el monitoreo remoto permite reemplazar las visitas periódicas al campo, que implican costos logísticos elevados, por un seguimiento a distancia. Esto representa una ventaja competitiva clave en regiones donde todo es más difícil: el clima, los recursos y el acceso.
En resumen, el IoT satelital está ayudando a preservar lo que existe, evitar el desperdicio y las pérdidas económicas, y fortalecer a las comunidades rurales para que sigan esforzándose en su trabajo. En un contexto de lluvias y sequías, esta tecnología se ha convertido en un aliado indispensable para la agricultura chilena.