Más de una década después de su última aparición en una cancha profesional, el exfutbolista Luis Núñez vuelve a ser noticia. Tras años marcados por escándalos y una condena por homicidio, Núñez ha encontrado una nueva vía de reinserción a través del deporte, participando en un partido amistoso entre el equipo de Deportes Concepción y los internos del Centro de Cumplimiento Penitenciario Bío Bío, donde cumple su condena.
El reconocido ‘Lucho Pato’, que también jugó para clubes como Palestino, Ñublense y O’Higgins, fue condenado en 2013 a más de cuatro años de cárcel por narcotráfico y porte ilegal de armas. Posteriormente, en 2018, se convirtió en prófugo tras ser vinculado a un crimen ocurrido en La Legua, uno de los sectores más conflictivos de Santiago. Fue detenido en Bolivia en 2020 y extraditado a Chile, donde dos años más tarde fue declarado culpable del homicidio de un hombre durante una balacera.
Reinserción a través del deporte
Hoy, con casi la mitad de su condena aún por cumplir, Núñez sigue ligado al deporte que le dio fama, aunque ya no en las canchas profesionales, sino en las internas de la cárcel, donde es parte activa de la rama de fútbol del penal. La actividad, organizada como parte de un programa de reinserción y deporte, fue compartida en redes sociales por el propio club lila, que destacó la emotiva jornada y la participación de sus jugadores formativos, cuerpo técnico y profesionales.
Una oportunidad de redención
Para Núñez, esta inesperada reaparición pública desde la cárcel representa una oportunidad de redención y de demostrar que el deporte puede ser una herramienta valiosa en los procesos de reinserción social. Aunque su pasado estuvo marcado por la violencia y el delito, el exjugador ahora tiene la posibilidad de encontrar un nuevo camino a través del fútbol, un deporte que siempre ha sido parte de su vida.
La participación de Núñez en este partido amistoso es un claro ejemplo de cómo el deporte puede ser una herramienta poderosa para la rehabilitación y la reintegración de personas que han cometido delitos. Más allá de las condenas y los escándalos, este caso demuestra que la segunda oportunidad es posible cuando se combinan esfuerzos y se brinda un espacio para la redención.