En una contundente advertencia, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha amenazado al mandatario ruso, Vladímir Putin, con imponer aranceles de aproximadamente el 100% a Rusia si no se logra un acuerdo de paz en Ucrania en un plazo de 50 días.
Durante una reunión en el Despacho Oval con el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, Trump dejó clara su posición: «Vamos a aplicar aranceles muy severos si no llegamos a un acuerdo en 50 días. Aranceles de aproximadamente el 100%, que llamaríamos aranceles secundarios».
Estos tipos de aranceles, conocidos como «aranceles secundarios», se refieren a gravámenes impuestos a terceros países o entidades que mantengan relaciones comerciales con una nación bajo sanciones, como es el caso de Rusia.
La advertencia de Trump marca un cambio significativo en su postura hacia Putin, con quien había mostrado cierta alineación en el pasado respecto a la guerra en Ucrania. Sin embargo, las negociaciones para poner fin al conflicto no han avanzado lo suficiente, lo que ha llevado al mandatario estadounidense a endurecer su postura.
Presión sobre Rusia
Las declaraciones de Trump también contrastan con su decisión anterior de excluir a Rusia de los aranceles anunciados en abril para la mayoría de los países del mundo. En aquel momento, el presidente estadounidense se había excusado diciendo que ya pesaban muchas sanciones financieras sobre el Kremlin.
Ahora, Trump parece estar dispuesto a aplicar medidas económicas más drásticas para forzar a Rusia a llegar a un acuerdo de paz en Ucrania. La imposición de aranceles del 100% sería un golpe significativo a la economía rusa, lo que podría presionar a Putin a hacer concesiones en las negociaciones.
Urgencia por resolver el conflicto
La fijación de un plazo de 50 días para lograr un acuerdo refleja la creciente impaciencia de la administración Trump por resolver el conflicto ucraniano. Después de años de tensiones y enfrentamientos, el presidente estadounidense parece haber perdido la paciencia y está dispuesto a utilizar herramientas económicas para forzar una solución.
El desenlace de esta situación tendrá importantes implicaciones geopolíticas y económicas, no solo para Rusia y Ucrania, sino también para el conjunto de la comunidad internacional. La presión de Estados Unidos sobre Putin podría desencadenar una nueva fase en la crisis, con consecuencias difíciles de predecir.