Las marchas protestantes de la Orden de Orange en Irlanda del Norte han arrancado este año con una nueva polémica. Durante las celebraciones del ‘Doce de julio’, una gran hoguera en la localidad de Moygashel, en el condado de Tyrone, exhibió en su cúspide una embarcación con maniquíes que portaban chalecos salvavidas. Sobre esta estructura se colocaron dos pancartas con los mensajes «Parad los barcos» y «Veteranos (de guerra) antes que refugiados».
La Policía Autónoma de Irlanda del Norte (PSNI) ha informado que investiga este incidente como un delito de odio. Según la PSNI, su objetivo es ayudar a aquellos «que se sienten vulnerables» y garantizar su seguridad.
El primado de la Iglesia de Irlanda (protestante), el arzobispo de Armagh John McDowell, consideró que este incidente es «racista, amenazante y ofensivo», y advirtió de que no representa «en absoluto al cristianismo o la cultura protestante», pues, en realidad, es «inhumano y anticristiano». Por su parte, el director de Amnistía Internacional en Irlanda del Norte, Patrick Corrigan, se ha referido a la hoguera como un «acto vil y deshumanizante que alimenta el odio y el racismo».
Tensión por Disturbios Recientes
Las marchas de la Orden de Orange conmemoran la victoria del rey protestante Guillermo III de Orange sobre el católico Jaime II en la batalla del Boyne en 1690. Estas procesiones a menudo atraviesan zonas nacionalistas-católicas, lo que provoca graves disturbios.
Además de los desfiles, cientos de hogueras construidas con palés arden estos días en barrios protestantes, en las que habitualmente se queman también efigies de rivales nacionalistas-católicos o la bandera tricolor de la República de Irlanda.
Comunidad Unionista Celebra Tradiciones
Según algunos líderes de la comunidad unionista, estas tradiciones están en peligro debido al Brexit y el repunte de la inmigración. El Comité de Hogueras de Moygashel ha defendido el «añadido» colocado en lo alto de la fogata y ha pedido que no se interprete como «racista, amenazante u ofensivo», sino como «una expresión de nuestro malestar con la crisis de inmigración ilegal».
Sin embargo, el superintendente de la PSNI, Jon Butcher, hizo un llamamiento a la calma para garantizar que estos eventos «son seguros, respetuosos e inclusivos para todos». Destacó que esta tradición es una «valiosa parte de la historia y cultura local» de Irlanda del Norte, pero que «no hay lugar para el odio ni la intimidación, solo espacio para la celebración que acoge y celebra, no que divide».