En su libro de cuentos ‘Yo no soy esa’, la escritora Greta Montero nos sumerge en la realidad de Coronel, una ciudad que, como tantas otras, parece haber perdido su sentido originario. A través de ocho relatos diversos y variados, Montero nos muestra los márgenes de esta urbe, lejos del glamour y las luces de pantalla.
Los cuentos de Montero abarcan una amplia gama de temas y perspectivas: desde la tensa relación entre una madre y una hija a través de WhatsApp, hasta los abusos en una iglesia protestante. Cada relato es una pieza de un collage que, en conjunto, va armando un paisaje inacabado y precario, como buena parte de las ciudades que han sufrido el derrumbe de su bienestar.
Coronel: Supervivencia en la inestabilidad
Coronel es el escenario implícito de estos cuentos, una ciudad que se debate entre la decadencia y los parches, donde conviven «sobrevivencias inestables» y «nuevas condiciones de ciudad dormitorio, residencia de jubilados, inmigrantes perdidos, adictos».
En uno de los relatos, una joven describe cómo los «jóvenes cristianos dejaron de saludarla en la calle» después de cierto incidente, marcando la tensión y la exclusión que pueden vivir algunos habitantes de estas ciudades.
Más allá de la apariencia: La mirada femenina de Greta Montero
Aunque los cuentos parezcan «disparejos» a primera vista, hay una voz femenina que los unifica, una mirada sensible que se adentra en los márgenes y las sombras de Coronel. Montero evita los efectos especiales y el glamour, y se centra en retratar la cruda realidad de una ciudad que se resiste a desaparecer.
Hacia el final del libro, esta construcción a modo de collage adquiere una unidad, como si Montero estuviera armando un paisaje inacabado, pero en pie, como la propia Coronel. Una ciudad que, a pesar de sus pérdidas y abandonos, aún conserva la esperanza de volver la mirada hacia el mar, en el momento en que el sol se oculta y el resto del paisaje se sumerge en la penumbra.
Conclusión: Coronel, una ciudad en los bordes
Los cuentos de Greta Montero en ‘Yo no soy esa’ nos invitan a mirar más allá de la apariencia y a sumergirnos en la realidad cruda y diversa de una ciudad como Coronel, que ha perdido su esencia original, pero que aún lucha por mantenerse en pie. Una obra que nos recuerda que, incluso en los márgenes, hay historias que merecen ser contadas.
