Un informe reciente de la Comisión Asesora Presidencial de Expertos para Actualización de la Medición de la Pobreza en Chile ha revelado una realidad más cruda sobre la situación de pobreza en el país. Según las conclusiones de la Comisión, la tasa de pobreza en Chile no sería del 6,5% como se había reportado anteriormente, sino que alcanzaría el 22,3% si se aplican los nuevos criterios metodológicos propuestos.
La Comisión, constituida en 2023 y que funcionó hasta mayo de 2025, analizó a fondo las distintas dimensiones para medir la pobreza, incluyendo educación, salud, trabajo, seguridad social, vivienda, redes y cohesión social. Uno de los principales hallazgos fue que el actual método de cálculo, basado en el «primer quintil móvil que logra cubrir con sus ingresos el requerimiento normativo de 2.000 calorías diarias por persona», ya no es válido para un país de ingresos medios altos como Chile.
Nuevos Enfoques para una Medición Más Precisa
La Comisión propone adoptar el concepto de «alimentación saludable» como base para la canasta básica, reduciendo a la mitad las cantidades de alimentos ultraprocesados. Además, recomiendan no considerar el alquiler imputado en los ingresos ni en la línea de la pobreza, y en su lugar, operar con dos líneas de pobreza: una para hogares que pagan arriendo y otra para los que no pagan.
Otro aspecto clave es el reajuste del precio del arriendo, que debería actualizarse según la evolución específica de ese costo, y no por el IPC general no alimentario, como se hace actualmente. Esto, según la Comisión, ha subestimado el real aumento del costo de la vivienda, distorsionando la tasa de pobreza.
Implicaciones y Desafíos Pendientes
Aunque estas actualizaciones metodológicas podrían conllevar un «cambio de paradigma» en la medición de la pobreza en Chile, la Comisión aclara que las recomendaciones «no son vinculantes» y que la tasa final resultará de las opciones que elijan los organismos estatales para sus propias mediciones.
Sin embargo, queda claro que la pobreza en Chile es un desafío persistente que requiere soluciones integrales. Estos nuevos enfoques ofrecen una imagen más precisa de la realidad, lo que debería impulsar a las autoridades a redoblar esfuerzos para abordar las múltiples dimensiones que subyacen a este problema social.