Pese a la prohibición impuesta por el gobierno húngaro, más de 200.000 personas participaron este sábado en la marcha del Orgullo en Budapest, la más multitudinaria en los 30 años de historia del evento. La convocatoria, bajo el lema «La libertad y el amor no pueden ser prohibidos», fue considerada un acto de resistencia frente a las políticas anti-LGBTI del primer ministro Viktor Orbán.
A la cabeza de la manifestación se encontraba el alcalde de Budapest, el ecologista Gergely Karácsony, acompañado por la vicepresidenta segunda del gobierno de España, Yolanda Díaz. «Budapest, debido a su participación hoy se ha convertido en la capital de Europa», afirmó Karácsony ante la multitud, destacando que la ciudad «siempre defenderá a los que están bajo la amenaza de que les quiten algún derecho».
Solidaridad internacional
Karácsony agradeció el apoyo de los alcaldes de ciudades como Barcelona, París, Atenas y Londres, entre otras, que estuvieron presentes en la marcha para mostrar su solidaridad. Según una reciente encuesta, el 78% de los ciudadanos de Budapest está en contra de la prohibición emitida por la policía húngara, que alegó una ley aprobada por el gobierno ultranacionalista.
Una lucha por la igualdad
La masiva participación en la marcha del Orgullo de Budapest se erige como un poderoso símbolo de resistencia frente a los crecientes ataques a los derechos LGBTI en Hungría. Bajo el liderazgo de Orbán, el país ha aprobado enmiendas constitucionales que restringen los derechos de la comunidad, lo que ha generado una fuerte reacción tanto a nivel nacional como internacional.
La determinación de los manifestantes y el apoyo de las autoridades locales y líderes europeos demuestran que la lucha por la igualdad y la inclusión no puede ser silenciada. Budapest se ha convertido en el epicentro de esta batalla, convirtiéndose en un símbolo de esperanza y orgullo para la comunidad LGBTI de toda Europa.
