En un giro inesperado en los patrones del tráfico de drogas en la región de Los Lagos, la ketamina se ha posicionado como la droga más incautada en la provincia de Osorno durante el año 2024, según un balance de la Brigada Antinarcóticos y Contra el Crimen Organizado (Brianco) de la Policía de Investigaciones (PDI).
La cifra es alarmante: se decomisaron 74 kilos de esta sustancia, una droga depresora y alucinógena que puede generar una alta dependencia psicológica. Esto se suma a la desarticulación de ocho agrupaciones criminales involucradas en su tráfico y distribución.
Un Cambio Preocupante en el Panorama de las Drogas
Según el jefe de Brianco en Osorno, Mauricio Jiménez, se observó «un incremento de la incautación de cannabis, clorhidrato de cocaína y ketamina, mientras que se produjo una menor incautación relacionada con planta de cannabis y cocaína base».
Este cambio en los patrones de consumo y tráfico de drogas en la zona es particularmente preocupante, ya que la ketamina es una sustancia que, si bien se utiliza legalmente como anestésico, se ha vuelto cada vez más popular en los mercados ilegales debido a sus efectos alucinógenos.
Operaciones Fronterizas y Detenciones Clave
En el marco del Modelo Territorial Cero (MT0), la PDI logró la detención de 30 personas por su participación en la venta y distribución de diferentes tipos de drogas. Además, se incautaron ocho armas de fuego durante los diversos procedimientos realizados en la provincia.
Según las autoridades, el alza en la incautación de ketamina se atribuyó a los resultados de una operación en la frontera norte del país, que estuvo vinculada a una mujer con residencia en la comuna de Río Negro.
Un Desafío Creciente para la Seguridad Pública
A nivel regional, las incautaciones de drogas superaron los 146 kilos, encabezadas por el cannabis y la ketamina, con 70 y 35 kilos respectivamente. Este escenario plantea un desafío creciente para las autoridades en su lucha contra el narcotráfico y la protección de la salud pública.
La expansión del tráfico y consumo de ketamina, una sustancia con efectos potencialmente devastadores, exige una respuesta integral y coordinada entre las fuerzas de seguridad, los organismos de salud y la comunidad. Solo así podremos hacer frente a esta preocupante tendencia y salvaguardar el bienestar de la población.